Las pataletas de un candidato perdedor
Bajo el imperio de amenazas de toma de locales, de quema de inmuebles, de grita malcriada, de denuncias ante no se sabe quién, de largos lloros y ruidosas quejas, la ciudad de Iquitos vive estos días luego de la votación electoral. Como siempre, como en cada evento de las urnas, no ha faltado un candidato cegado por la urgencia de ganar y que no acepta el veredicto inapelable de las cifras. Ese candidato, el señor Jorge Mera Ramírez, ciudadano que pasaba por varón equilibrado, antiguo congresista, empresario imprentero, profesor universitario, desató una pataleta exagerada que perturba de todas maneras el proceso de las ánforas.
En la pasión política, todo derrotado tiene derecho a decir lo que quiera, a vociferar, a maldecir, a inventar disculpas para justificar su propia incompetencia. Es natural que nadie acepte así por así un resultado adverso. Pero ese derecho no puede prolongarse más de la cuenta. Y se está prolongado innecesariamente, ganando el rechazo de sectores no vinculados a sus ambiciones políticas. Es decir, si pensaba ganar algo con sus pataletas, las cosas le están saliendo al revés. Entonces, sin más, debería admitir el canto de los números, hacer borrón y cuenta nueva y seguir su vida política y partidaria.
Las pataletas del candidato perdedor no pueden seguir ocupando el centro de la atención de los medios y de la ciudadanía. Sería absurdo perder el tiempo en esos avatares, incentivado por las habladurías, la chismografía cotidiana. Otras cuestiones reclaman la atención y el esfuerzo de los unos y los otros. La contienda de las ánforas del 3 de octubre es ya cosa del pasado. El futuro inmediato y lejano reclama a los hijos de esta ciudad donde hay candidatos que no saben perder. Mera debería leer la entrevista a Elisbán Ochoa que se publica hoy.