Editorial – Noviembre 17

¿Un infiltrado en el frente?

El señor Hugo Flores Zavaleta, actual presidente del alicaído Frente Patriótico de Loreto, debe aclarar públicamente su simpatía, su adhesión o su militancia en las filas del otrora partido que levantaba las banderas del tristemente célebre ingeniero Alberto Fujimori, Si cumple. Su nombre y su firma figuran en los padrones de dicha agrupación como si se tratara de un asiduo miembro de esa casa equívoca, de un reiterado convocado a participar en las diferentes acciones que no eran precisamente  la defensa territorial, sino todo lo contrario. ¿Qué hacía allí el ahora máximo dirigente del extraviado Frente Patriótico?

Es difícil saberlo. Uno puede imaginar que el aludido se había infiltrado en esas filas para espiar al enemigo, para sacar información de primera mano para luego llevar al enardecido pueblo. Pero también se puede sospechar que se trataba de alguien buscando una oportunidad para subirse al carro del oportunismo político, conducta extendida entre tanto tránsfuga entre nosotros.

De cualquier modo, no está nada bien que el más alto dirigente de una entidad que podría realmente defender los intereses de este pueblo, tenga ese pasado tan inquietante, tan oscuro, tan sospechoso. 

El señor Hugo Flores no puede quedarse callado ante semejante evidencia. Tiene que aclarar qué hacía allí, tan orondo y tan campante entre las huestes que contribuyeron a la firma de ese vergonzante tratado con el Ecuador. Y  debe hacerlo por una necesidad urgente. La ética elemental de todo aquel que asume cargos públicos.

De no hacerlo quedaría como un infiltrado más.  Y eso sería bastante lamentable para una entidad que agoniza por su falta de inserción en el subsuelo social de una región que carece de un liderazgo visible que cautele sus reales intereses.