Ofertas disparatadas de candidatos
El eterno candidato a una improbable presidencia de la República del Perú de siempre, don Leopoldo Charpentier, sostenía un montón de burradas, de burlas, de ofertas picarescas, para tratar de conseguir el esquivo voto del elector. Muy suelto de huesos, desatado de lengua, prometía conceder pan con mantequilla, conquistar el territorio lejano de la Antártida o construir un ferrocarril de aquí a la luna. No se detenía en su cargamontón de ofertas disparatadas. Durante años mantuvo en trance de risa a los habitantes de ese tiempo. En trance de carcajada nos mantienen algunos candidatos de hoy que no dejan de lanzar cada promesa absurda, cada ofrecimiento descabellado.
Para comprender mejor ese cuadro risible es conveniente referirnos a la campaña bodeguera y regalona de tantos de ellos. Como si las elecciones fueran una ginkana popular, una feria de obsequios, un joropo de diversión, ciertos candidatos regalan pollos piantes, rifan cerdos, invitan caldos al por mayor, donan pelotas para el fútbol o el voleybol. Cierran los mítines con parrandas donde no escasean los toneles de cerveza o de aguardiente. En ese ambiente festivo, en esa estación de relajos, no hay tiempo para pensar seriamente en el destino de la ciudad, de la región. Todavía es temprano para elegir al ganador del disparate electoral. Pero ya tenemos avances notorios en esa antología del ridículo.
En la soledad de su reposo don Leopoldo Charpentier no debe dejar de complacerse ante la abundancia de seguidores que tiene. Uno de ellos ofrece kilómetros de pistas como la gran obra de su gestión, la obra del siglo. El otro promete convertir en ciudades satélites a los pueblos jóvenes. Otros se encarnizan en la ubicación de burdeles. Algunos se desviven para declarar a favor o en contra del casco. Y un líder, bastante prostibulario, promete apoyar la prostitución en canoa en Belén. No erradicar ese flagelo social. Increíble. Coyunturalistas, efectistas y sin imaginación creadora, esos candidatos son la expresión del atraso político, ese atraso que tiene a su santo patrono en el esperpéntico eterno candidato a la presidencia peruana.