El caso de la falsa campeona
La bochornosa estafa a una entidad tutelar de estos páramos, el Gobierno Regional, estalló de repente entre nosotros. Cuando nadie lo esperaba, apareció el episodio de una dama que se puso laureles de la victoria, coronas de ganancia, que no había conquistado. Apareció como campeona nacional de ciclismo, y, como no podía ser de otra manera, recibió felicitaciones, homenajes, halagos. Y, además, promesas de apoyo para continuar con sus éxitos. Pero en honor de la estricta verdad, ella no consiguió el triunfo mencionado, y ha mentido con premeditación y ventaja, como se acostumbra decir.
Nadie duda que ella puede pedalear muy bien, conservar la línea del timón de su vehículo y arribar a la meta con su veloz bicicleta, pero no es campeona nacional, como decía a los cuatro vientos. En otras palabras, no le ha ganado a nadie en el mundo del ciclismo. Y ahí está el problema. ¿Cómo es posible que nadie, ningún funcionario, haya consultado sobre el particular, buscado pruebas de la victoria de la dama? ¿Cómo no se le pidió algún documento, recorte periodístico, medalla reluciente, papeles membretados o lo que fuera para verificar la hazaña deportiva? ¿Cómo fue posible que se creyera en unas simples palabras sin sustento, sin pruebas?
Confesamos que todo ello nos sorprende y abruma, nos sobrecoge y nos desvela, y casi nos impulsa a aprovecharnos de la situación presentándonos como astronautas ante una de las oficinas de la actual gestión regional, donde están los que creyeron a ciegas y a pies unidos a la dama aludida. El caso de la campeona ficticia bordea hasta lo absurdo cuando algunos, como para justificar la mentira, dicen que la dama es una buena ciclista y puede convertirse en el futuro cercano en campeona nacional de esa disciplina pedalera. Increíble. Como para no creerlo.