El trauma del vacio de poder
El evidente fracaso del paro, convocado por el alicaído Frente Patriótico de Loreto, nos sorprende. Porque es como si la ciudadanía no se interesara en la propuesta de la defensa territorial. Pero ello es falso. Nadie de los loretanos, de los amazónicos, puede aceptar que se vuelva a mutilar la patria pequeña. La pequeña patria está amenazada, por supuesto. El peligro de volver a perder el suelo y el cielo nuestro existe sin ninguna duda. La historia tiene ya suficientes años para saber que el centralismo no tiene escrúpulos cuando de subastar la frontera o el territorio se refiere. Es una historia de oprobio y desprecio a nuestra condición de provincianos.
Desde los virreyes que nunca hicieron caso de los clamores de algunos misioneros para defender la frontera con los portugueses, hasta el entreguismo reciente del ahora preso ingeniero Fujimori, nada ha cambiado en esa nefasta historia. Y si mostramos debilidad en la protesta, desunión en el justo clamor, dejadez a la hora de exigir las cuentas claras al oficialismo actual, corremos el riesgo de volver a llorar más tarde sobre otra pérdida. Como con Leticia. Entonces, en el escenario regional de hoy, hay un vacío de poder.
En el trauma de ese vacío estamos entrampados desde hace tiempo. No existe ni el líder ni el colectivo que haga sentir el peso y la contundencia del desacuerdo amazónico con el actual tratado con el Ecuador. Los políticos más se preocupan de juntar agua para sus molinos. Los actuales dirigentes del Frente no están a la altura de las circunstancias. Prefieren las decisiones entre las cuatro paredes. Están desvinculadas de ese montón oscuro y formidable que son las masas. Lo cual podría ser fatal a la hora de la verdad. ¿Cómo salimos de ese trauma que podría convertirse en una pesadilla dentro de poco?