El extraño alquiler del aeropuerto
El militarismo en la Amazonía tiene sus aciertos, sus héroes, sus jornadas memorables como las gestas de líderes uniformados que comandaron revueltas contra el centralismo. Pero también tiene su lado oscuro de la luna, su suscripción a los bajos fondos. Recordemos nomás la dolosa conducta del Comandante en Jefe de la Compañía Veterana de Maynas, coronel Oyarte, que timó al comerciante Pedro Pascasio Noriega. El hecho ocasionó después el inicio de la gesta emancipadora regional. Lejos de cualquier acierto, logro o jornada memorable es lo que viene ocurriendo con el antiguo aeropuerto que está bajo la tutela de la Fuerza Aérea del Perú.
La aludida entidad bélica ha alquilado una parte de esa vieja instalación a la empresa oriental encargada de las labores del alcantarillado en esta ciudad. Lo primero que resalta de ese negocio redondo es la incomodidad que padecen las personas que transitaban por esa parte del aeropuerto. Porque los que alquilaron esa instalación pusieron una puerta y un guardián. Como si nada. Se acabó el libre tránsito por ese sector, lo cual genera más problemas a una parte de la población que desde hace tiempo solicita que los uniformados se vayan con su música a otra parte.
Lo segundo que resalta de ese alquiler es que puede ser ilegal. Una instalación militar, por su filiación, por su carácter, no puede ser puesta en subasta, en arriendo, en préstamo o en cualquier otra modalidad que permita la presencia de personas ajenas y extrañas. No se necesita ser un experto en asuntos estratégicos y en seguridad, para afirmar lo anterior. Nos parece extraño, por decir lo menos, que los aviadores se expongan a alquilar una parte de sus instalaciones como si fueran simples almaceneros y no curtidos defensores de la patria.