La salud mortal
El sarcástico Juan del Valle y Caviedes tenía bronca contra los médicos a quienes fustigó sin piedad en sus poemas de escarnio. La misma conducta suscriben los actuales candidatos a los altos cargos en juego. Ganen bastante dinero o no ganen mucho, estos aspirantes al poder parecen odiar al gremio que tiene que ver directamente con la salud de cada uno, la salud de todos los días. En sus bingos, sus rifas, sus declaraciones facturadas o no, sus concentraciones licoreras y bailables, hablan hasta por los codos, pero no dicen esta boca es mía en lo referente al crucial asunto.
En ese rubro podemos repetir al poeta César Vallejo cuando decía al señor ministro que la salud estaba enferma. Esa desgracia nos acaba de recordar el prestigioso galeno don Luis Valdivia en declaraciones a este diario. El aludido sostiene que hasta ahora no ha escuchado propuestas serias para la solución de los males estructurales que afectan a ese sector. Nosotros tampoco, como si los candidatos se hubieran olvidado que es mejor gobernar una ínsula con moradores sanos, robustos, inmunizados contra los males y dolencias, curados de la desgracia de cualquiera de las plagas históricas que en cualquier momento vuelven a aparecer.
El doctor Valdivia menciona áreas específicas sobre el particular que figuran en la crónica correspondiente. Nosotros, por nuestra parte, precisamos que es un equívoco, un suicidio político, que estos candidatos no se interesen por la buena salud sobre todo de los votantes. ¿Cómo obtendrían el poder si, por alguna enfermedad conocida o desconocida, una falta de atención en las postas médicas o los hospitales, en el crucial día de las elecciones hombres y mujeres se quedan postrados, quejándose con doloridos ayes, sin poder ser sanados por nadie?