El presidente de gobierno de España con el ánimo de acercarse a sus votantes y a los indecisos, por estos días da conferencias de prensa (con periodistas muy sumisos al poder, que se miden mucho en sus preguntas para no causarle incordio. Eso del cuarto poder es mejor repensarlo, al menos por estos y otros charcos), viaja, se da un chapuzón en un río de su Galicia natal, quiere parecer un tío “normal” en un país “normal” que son frases que él apela y que están tan desgastadas como el mismo. Pero el hombre quiere dar una imagen de vitalidad, de resurgimiento de su letargo. En esos desmedidos intentos de mostrar que no es una persona sosa y gris que ha mostrado ser a lo largo de la legislatura (es un registrador de la propiedad, más no se le puede pedir) viajó a Alemania para hacerse la foto con Ángela Merkel (se parece a un congresista amazónico que el encanta el clic de la cámara fotográfica). Sí, viajó hasta el castillo de Meseberg – a setenta kilómetros de Berlín, para que la primera autoridad alemana le dijera que ha sido un buen chico y que ha cumplido con los deberes. A mí me pareció, sinceramente, una muestra de servilismo, me daba vergüenza ajena verlo por allí en ese plan. Pero salir de su encierro tiene sus problemas, es que el enclaustramiento te hace perder distancia con la realidad. Me explico. En la conferencia de prensa de su visita a Alemania argumentó lo que cuenta por España: que el país va bien, que han hecho los deberes, que seguirán con las reformas y la austeridad. Y hala, apeló a las estadísticas señalando que el país crecía más que ningún otro en la Unión Europea. Hasta ahí musical celestial. Seguidamente, una periodista le preguntó ¿Cuál era la posición de España en relación a la crisis de los refugiados? Sí, España iba a recibir a más personas de las tentativas cuotas señaladas. El pobre hombre titubeó. Su rostro feliz mutó del horror al vacío (al tierra trágame). Inmediatamente, tras unos largos segundos, apeló que por la crisis económica el país no podrá recibir a tantos refugiados, que la tasa de paro es alta (uno de los mayores de la Unión Europea) entre otros peros, argüía que no recibirían a tantos refugiados ¿Quién lo entiende a este señor? En cuestión de minutos cambió de argumento. De lo bien que iba España a ser el país que está en crisis de fracción de segundos. Estas y otras actitudes hacen que la ciudadanía desconfíe de ellos. Hay que estar con los ojos muy abiertos.