El padre Antonio Soriano Belert de la parroquia San José Obrero del Vicariato de Requena, reveló la dura realidad que enfrenta esta comunidad amazónica. Con 24 años de servicio en la región, de los cuales 19 ha pasado en Jenaro Herrera, compartió su experiencia y los desafíos que enfrenta la iglesia y la comunidad.
“Dios y el gobierno tienen olvidado a este pueblo”, dijo al tiempo de destacar la falta de luz eléctrica y la precariedad de las infraestructuras. A pesar de recientes mejoras en el suministro eléctrico, que ahora funciona de 5 a 12 y de 6 a 11, la situación es crítica. Las calles de Jenaro Herrera carecen de iluminación adecuada, lo que incrementa los riesgos para los habitantes.
“No tenemos luz en las calles. Aquí tienes que ir con 40 pies y 40 manos porque te puedes romper la cabeza”, añadió.
La falta de atención del gobierno se extiende a los servicios básicos como la salud y la educación. El padre Antonio denunció que tanto Requena como Contamana carecen de hospitales decentes, y la situación en Jenaro Herrera es aún peor. El centro de salud local está en condiciones deplorables, sin medicinas ni equipamiento adecuado.
También criticó la falta de gestión y voluntad política de las autoridades para mejorar las condiciones del pueblo. Aunque intentó colaborar y conseguir recursos a nivel internacional, se encuentra con la falta de apoyo de la comunidad y una apatía generalizada. “La gente se queja de que las autoridades no hacen nada, pero también deben implicarse”, sostuvo.
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