El mundo globalizado con gran peso económico ha impulsado las migraciones de un país a otro, de un continente a otro. Las personas nos movemos con facilidad por un futuro mejor. No es nada nuevo. En Brasilia te puedes topar con personas venidas del continente africano o de Oceanía, sin más. Detrás de esos rostros angustiados y medrosos está la búsqueda de estabilidad para su familia. Desde la época de la colonización estas migraciones fueron forzadas para obtener la mano de obra barata, ahí la ganancia de la colonización y por ahora es el mismo modelo que usa el capitalismo más radical que vivimos. Cuando a Europa le iba mal América, no sólo Norteamérica, abrió sus puertas a las migraciones de diferentes nacionalidades. Se pusieron pocas trabas para que ocuparan tierras americanas, sin olvidar también que muchas de esas decisiones administrativas lo hicieron con criterios claramente racistas- que los inmigrantes europeos traerían el progreso, pero desgraciadamente, no fue así. Este tráfico de personas se ha intensificado de una manera descomunal. Es así que desde hace unos años se promovió la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares de 1990, que no todos los países lo han firmado (por ejemplo, España o Estados Unidos no lo han firmado) donde se reconoce derechos para estas personas que van de un sitio a otro movilizados por el trabajo. La situación de estas personas en los países de empleo es muy difícil y ha generado ciertos agujeros negros legales como son los Centros de Internamiento de Extranjeros que son personas detenidas por cuestiones administrativas. Sobre estos CIE ha opinado, en uno de sus informes anuales, la Federación Iberoamericana de Ombudsman que ha dicho que deben estar dotados de acuerdo a la dignidad de la persona humana. Pero estos lugares están resultado ser el reino de la opacidad. En Madrid un grupo de detenidos en estos CIE se han rebelado y el Estado ha respondido con medias verdades ¿se dan cuenta que la dignidad de las personas está en juego? La Europa de los derechos es sólo retórica, infelizmente.
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