Uno de los entretenimientos más usados por las personas, jóvenes y no tan jóvenes, son las redes sociales. Como se dice hay que estar conectado sino puedes pasar a ser hasta un apestado social, un eremita virtual. Un ermitaño de la cocona. Muchos de ellos y ellas se pasan horas y horas mirando su muro, chateando, actualizando, colgando fotos entre otros entretenimientos que demandan estas redes sociales – en algunos usuarios es una adicción que necesitan desenchufarse. Hay que mantenerlos alejados de esta tentación. A pesar de todos estos peros algunos han encontrado a Cupido por estas redes y otros han hecho un uso pernicioso de estos aparejos – me comentaban que en una isla de un archipiélago de la floresta, dos amantes discutían acremente por el amor de una chica, y todos enterados del rifirrafe. Como sabemos las redes sociales es mostrar la pierna o algo más al público. De alguna manera, revela la profunda soledad de estos tiempos. La falta de afecto y cariño que se pasea por todas estas veredas ¿Qué les orienta estar pendientes de los otros en estas redes? Hace poco leía que una joven y guapa muchacha proponía un vídeo íntimo si alcanzaba el millón de seguidores – esto está demostrando los estados carenciales de estos tiempos, y seguro que lo consigue. Hay personas que necesitan para sentirse bien cuando leen en su pared/muro me gusta. Escuchaba hace poco el consejo de un profesional que decía que cuando se está en esas redes sociales hay que saber usarla y no al revés que las redes nos usen. En fin, todo un reto.
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