Desde hace varios meses en España está bajo el timón de un gobierno en funciones. A pesar de estar en funciones, cosa increíble, el manejo de este gobierno está fuera del control parlamentario, cruel paradoja y mal precedente en la rendición de cuentas de la democracia. ¿Abdicación de la democracia? Como es un régimen parlamentario la ciudadanía elige a los representantes de los partidos políticos y estos, los elegidos en las elecciones, deben investir al nuevo gobierno a través de acuerdos. Estas son las reglas de la democracia parlamentaria. Antes de las últimas elecciones y con el bipartidismo en marcha ese sistema funcionaba, mostrando signos de cansancio, muy renqueante. En la actualidad con los nuevos actores políticos, de ámbito nacional, ese sistema per se chirría. Muestra como se dice en aviación “cansancio de material”. Más cuando los representantes de los partidos no se ponen de acuerdo, pienso que es consecuencia de los nuevos tiempos y hay que aprender a negociar (todos se muestran negociadores muy duros), se les nota muy bisoños. Pero es el juego democrático. Pero desgraciadamente, en la política real, hay otras variables que entran en juego. En este caso son los grupos de presión económica – en diferentes ámbitos nacional e internacional, y los medios de comunicación que, lamentablemente, más que informarnos direcciona la opinión hacia sus intereses y generan falsas alarmas. Así ahogan la libertad de expresión y la soberanía de un Estado. Dando la sensación que la democracia fuera presa de esos intereses. Infelizmente, el caso más ilustrativo fue Grecia donde doblegaron la voluntad popular, la Europa de los derechos daba paso a la Europa de los grandes intereses económicos. Una amarga lección para la democracia, no sola la griega sino para la democracia como sistema. La democracia tiene sus tiempos y también la ciudadanía.
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