Deletréelo, señor Presidente

Por: Moisés Panduro Coral

Cuando me preguntan qué es lo que considero lo más resaltante del último discurso del presidente de la República, respondo que deben señalarse dos enunciados que, paradójicamente, de puro anodinas, han pasado enteramente inadvertidas para la ciudadanía. Con el rostro algo cariacontecido y utilizando un lenguaje llano, el señor Humala, reconoció que en estos dos años ha “aprendido muchas lecciones de sus varios y diversificados errores”. En este primer enunciado, no señaló, sin embargo, qué y cuánto ha aprendido y, sobre todo, cómo ha interiorizado lo aprendido. Por tanto, nosotros, los gobernados, tendremos que establecer evidencias de aprendizaje que nos permitan conocer si efectivamente nuestro Presidente ha aprendido algo que le permita salir airoso de su evaluación como gobernante.

Uno de los aprendizajes que debemos evaluar es, sin duda, su segundo enunciado, sencillo de pronunciar, pero difícil de mentalizar en un gobierno que ha pasado del polo rojo al polo blanco, de la hoja de ruta a la ruta sin hoja, de la gran transformación a la gran confusión. Ha dicho el presidente que ha aprendido que “hay que sostener el crecimiento económico para lograr la inclusión social”. Cosa más grande de la vida, chico. ¿Han tenido que pasar dos años para que nuestro mandatario aprenda algo que tan básico e inherente al realismo con el que un político debe desenvolverse en el escenario contemporáneo donde la competitividad y la justicia social van uno junto a la otra?.

Me parece chocante tamaño descubrimiento presidencial, aunque es probable que las señales rojas -que esta vez no las puso la señora Nadine- de la desaceleración económica le hayan sacado de su sueño de perpetuarse en el poder, como lo han hecho sus mentores Chávez, Maduro, Kirchner y Morales. Debe haberle asustado confirmar que en la Venezuela de Chávez y Maduro, un país que nada en un mar de petróleo -su producto bandera de exportación- se ha llegado al extremo de importar papel higiénico porque su industria nacional ha sido virtualmente destruida. Debe haberle dado una pesadilla brutal saber que en la Argentina de los Kirchner, un país donde el trigo y la carne son dos de sus principales productos de exportación, el pan es en la actualidad un lujo porque su precio ha llegado a incrementarse en 700% durante el periodo de Cristina. ¡Pobres argentinos, falta poco para que no puedan comerse ni un asado!.

Sí, pues, señor Presidente. Ahora usted sabe que para sostener su inclusión social, que dicho sea de paso es más ruido que nueces, más cambio de nombres de programas sociales que resultados óptimos, hay que seguir impulsando la inversión pública y privada, o, mejor a la inversa, porque la primera no puede sustentarse sin la segunda. Debe ser duro aprender que no se puede construir carreteras para incorporar al aparato productivo a los excluidos de él, o, que no se puede comprar los alimentos de Qali Warma, si no perseveramos en mantener, por ejemplo, las calificaciones de grado de inversión (Moodys, Fitch y Standars&Poors) logradas en los dos primeros años del gobierno de Alan. Debe ser durísimo percatarse que no se puede construir el futuro de bienestar común o lograr la reconquista de un pasado glorioso sino se pisa tierra en un mundo en el que la interdependencia de naciones, sistemas y culturas, pasa por la productividad, la competitividad, el comercio global, las exportaciones, y todo aquello que sabe a sebo de culebra a los termocéfalos que todavía rondan en la esfera política peruana.

A mí que no me vengan que eso es neoliberalismo, “perro del hortelano”, derecha bruta y achorada, y todo ese lenguaje caviaresco y trillado que puede ganar grandes aplausos en las tribunas ignaras, pero que no devienen en condiciones objetivas piloteadoras del desarrollo nacional. Veamos, sino algunas cifras. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), en los primeros dos años del gobierno de Alan (2006-2008), el Producto Bruto Interno (PBI) fue de 9,3%, mientras que en los dos primeros años del gobierno de Humala (2011-2013) alcanzó 6,1%. ¿Quieren más?. Aquí tienen: La inversión pública con Alan llegó a 33% y con Humala se situó en 20,8%; la inversión privada con Alan se expandió a 24,6% y con Humala a sólo 13,6%; el consumo privado se incrementó en 8,7% con Alan y en 5,8% con Humala; y la demanda interna se amplió en 12,3% con Alan y sólo en 6,5% con Humala.

Para que la lección aprendida del presidente Humala sea integral, constructiva y significativa, debemos decir que esas cifras económicas se expresan en cifras sociales: en los dos primeros años de Alan la pobreza se redujo de 48% a 36%, o sea, 12 puntos, mientras que en estos dos primeros años de Humala se ha reducido de 27.8% (donde le dejamos en 2011) a sólo 25.8%, apenas 2 puntos. En el gobierno de Alan, la mortalidad infantil se redujo hasta 18 por mil nacidos vivos, superando siete años antes la meta del milenio que era de 19 hasta el 2015; en los dos primeros años de Alan se crearon 1’200,000 nuevos empleos, y, la desigualdad social medida por el coeficiente de Gini de la distribución del ingreso pasó de 0.53 en 2002 a 0.47 en 2009.

Hay muchos aspectos más por comparar. Habrá que ver cómo evolucionan los hechos de aquí en adelante para saber a ciencia cierta si el presidente Humala ha aprendido efectivamente de sus errores, entre ellos, el de pretender una inclusión social sin aprovechar las oportunidades de inversión que trae la dinámica de la economía mundial. Ahora que es probable que la China, uno de nuestros grandes mercados de exportación, ingrese a un periodo de desaceleración económica, el Perú tiene que impulsar los otros TLCs suscritos por Alan y no seguir atollado en la charca de la adjetivización, la confrontación y la falta de unidad de criterios que caracteriza al gobierno actual. Si el Presidente tiene que deletrear las lecciones aprendidas, que empiece, ya.

 

 

1 COMENTARIO

  1. . De que estamos hablando señor Moisés.El primer período de gobierno del ex y actual presidente Alan Garcia constituyó definitvamente para nuestro país nada más que un vacío en el progreso y el desarrollo. Su falta de estrategia y en general la corta edad del presidente fueron los obstáculos principales que condujeron a la paralización de nuestro país.

    El mundo por otro lado pasaba por unos tiempos donde el comunismo comenzaba a forjarse estrechamente entre distintos países, sean China, Rusia, Cuba y otras pensamientos y políticas como la neoestructuración. Pero este primer presidente aprista optó por una política de corte heterodoxo. ¿Fue precisamente ello el factor que lo desvió hacia la atrevida corrupción generada en su gobierno? El Apra es conocido como un partido de poca sensibilidad o quizá poca honradez. Ejercer un mandato con unas doctrinas alejadas de los ya forjados valores, conlleva simplemente a un desvío cuyos elementos son esos más tentativos como la ambición, el poder, el dinero, la manipulación.

    El APRA conjugó en su gobierno todo aquello que traía manifestaciones de aparente riqueza y estabilidad económica.¿Cómo no, si presenta proyectos, obras y genera miles de puestos de trabajo ofreciendolos al pueblo con tanta propaganda? Un «elefante blanco» que hay que resaltar por el poco análisis que se tomó para llevarlo a cabo. Grandes proyecciones con un tren eléctrico que sin duda hoy se mantiene estancado en los sueños de aquellos que lo esperaron. ¿Legalizar el mercado paralelo? ¿Inventar el precio del dólar y dejar que este sea diferente en dos mercados? Los efectos de esta medida se reflejaron en un crítico aumento de las importaciones, lo cual no era necesario, y también un camino muy abierto hacia la inflación no siendo este el único factor. Una inflación de más del 90%, cifra que batió los Record Guiness y causada por intentar enmendar un problema cubriendolo con una manta, una manta que cubrió la devaluación del sol, convirtiendolo al inti, una manta que oscureció el momento de la congelacón de cuentas bancarias, la congelación del dolar. Todo ello en conjunto unido a la reducción de impuestos y aranceles que en total resultaron en un presupuesto imposible de cubrir con esa manta tan transparente.

    Así si también si un presidente dirige un país y un país está compuesto por mucho más que 5 personas miembros de una familia, un país es una población en la que cada comunidad debe también recibir un grado de atención. Pero fue para Alán nada más que un chasco el darse cuenta que terrucos y Senderos Luminosos caminaban por la Sierra aniquilando a miles de personas, desde niños y mujeres hasta alcaldes, respondiendo con un Estado de Emergencia, muchos militares, poca preparación porque al final los derechos humanos se incumplieron por ambos lados, un gobierno pérdido en su heterodoxia y unos emerretistas que senderistas volando con ideas maoístas. Sencillo, el país quedó derrotado, cansado y una población con bonos que limitaban el menú diario y la libertad. Quedó un país que no pudo haber pasado por algo aún peor, crisis en todos los aspectos pero lo más susceptible entre todas las personas era el miedo por el presidente que continuaba su gobierno en un camino donde parecía que daría nada más que el fin a todo.

    Alan García a su corta edad no supo como trabajar con todo el poder que había recibido, así el APRA lo manipuló, lo poco que el país avanzó se destruyó por la corrupción, la falta de un plan ordenado de causas y consecuencias y la falta de moralidad y cumplimiento de los derechos humanos.

    Por Andrea Castro y Yasna Hernández

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