– Herencia de millonaria
La millonaria estadounidense Gail Posner, quien falleció en marzo a los 67 años, le dejó como herencia a su perra chihuahua “Conchita” una mansión de 8 millones de dólares y fondos por 3 millones, mientras que a su hijo Bret Carr solamente le corresponde un millón.
Ahora, Carr ha emprendido acciones legales en la corte de Miami para dejar sin efecto el testamento de su madre y así poder recuperar los bienes que por el momento le pertenecen al pequeño can. Según informó el diario “Miami Herald”, Posner vivía en una mansión en Sunset Island acompañada por “Conchita”, a la que solía vestir con colgantes de diamantes. Además, la perra contaba con la asistencia de varios empleados, guardaespaldas y un entrenador personal.
En una entrevista con este medio estadounidense, que recoge la agencia AFP, Carr indicó que su madre tenía problemas psiquiátricos debido a los maltratos y abusos que su padre, el multimillonario Víctor Posner, perpetró contra ella. “Al proteger y mimar a esos perros, ella quería mimar a la pequeña niña que había dentro de sí, abusada (por su padre) y que nunca se sintió segura en su propia casa”, agregó. Por ello, Carr tiene la hipótesis de que fue manipulada al momento de redactar su testamento, el cual lo dejó casi marginado.
En Iquitos algo similar
Una noticia similar en Iquitos y que dio la vuelta al mundo ocurrió el 23 de Octubre del año 2006 con la muerte de la empresaria, Paulina Angulo Machuca (57) se conoció que su gato heredaba la nada despreciable suma de 80 mil dólares, pero el condicionante, según el documento que desapareció misteriosamente, rezaba que el dinero lo iba administrar la persona que se quedaba al cuidado del gato.
Sin embargo, el mismo documento hacía mención que su amada mascota debería tener el mayor cuidado y alimentación para poder ganarse el derecho del manejo total del dinero.