Me parece que el discurso de la extrema derecha que persuade a un sector del electorado en los países del norte económico lo único que ha hecho es degradar la palestra. El caso más emblemático es la de una embarcación con personas en condición legal de inmigrantes navegaban sin rumbo a ningún puerto en aguas europeas ¿Qué hizo Europa? Fue taparse los ojos y mirar para otro lado. Dejó de lado a la compasión como emoción compartida en el espacio público. Los Trump, Salvini, los presidentes de gobierno de Polonia y Hungría enarbolando el relato xenófobo contra la inmigración, el avance de las mujeres al reivindicar sus derechos, el menoscabo de los derechos sociales por inacción del Estado, lo único que ha conllevado es que la vida en el espacio público se resienta a pesar de los aplausos de sus adeptos y cierta prensa. Recuerdo que recién desembarcado en Europa, y al estudiar el derecho comunitario, una cuestión que los profesores mostraban con cierto orgullo era la “Europa de los Derechos”, una construcción jurídica de años, pero vemos que esa construcción jurídica se deshace en cuestión de días con este relato populista de las derechas del mundo, sino miremos al presidente de Brasil que por sus últimas declaraciones pareciera que sufre de estreñimiento grave. Pero lo que se hace en el norte económico también tiene imitadores o seguidores en el sur económico – advertencia: estas direcciones del sur y norte son siempre arbitrarias, depende de donde pongamos el mapa. Un ejemplo de ese retroceso en derechos contra la reivindicación de las mujeres en el sur, fue la nominación de la excongresista como presidenta de una Comisión de Educación en el congreso de la República (que fue disuelto por el presidente de Perú), para más inri, era congresista por Loreto en Perú por Fuerza Popular, de apellido Arimborgo, que decía que el enfoque de género produce cáncer y el SIDA, que el sexo es para la reproducción y que las feministas no la representan (pensar que gracias a ellas, esta congresista tiene una curul) ¿? En uno y otro lado del mundo, el discurso o relato populista de las derechas ha generado que en el ágora viva un ambiente ríspido y, cada vez, menos debate.
