Deslizadores deben tener una base
Escribe Jorge Carrillo Rojas.
El cuestionamiento al destino de los deslizadores para cuidar a los turistas que usan la vía fluvial como medio de transporte encontró respuesta al interior de la propia División de Turismo y Protección Ambiental de Iquitos. Personal al interior de dicha unidad mostró su malestar por el cuestionamiento a la labor que desarrollan, asegurando que el uso de los deslizadores entregados se hace en forma transparente.
El malestar al interior de la División de Turismo es más que evidente. La imposibilidad que el jefe de dicha dependencia pueda hablar con los medios de comunicación obliga a que algunas fuentes de este diario al interior de dicha dependencia siente la posición de quienes conforman esta sede policial cuya jurisdicción le compete a la ciudad de Lima.
La conjetura sobre el destino de los deslizadores que se entregaron el año pasado a la División de Turismo tuvo respuesta inmediata. De acuerdo a la versión policial los deslizadores fueron a las jurisdicciones a las que fueron destinadas. Es decir a Pucallpa y Contamana. Lo que han criticado en la División de Turismo es que Pucallpa y Contamana es jurisdicción de la región Ucayali. El resto de deslizadores, es decir: Requena, Indiana, Mazán, Tamshiyacu y Nauta, no llegaron a sus respectivas jurisdicciones por el simple hecho que en aquellos lugares la División de Turismo no cuenta con local propio ni una base donde puedan acoderar las embarcaciones como tampoco lo cuenta en Iquitos donde las embarcaciones tiene que ser acoderadas cerca a Explorama donde existe un mínimo de seguridad para los deslizadores. Además que las embarcaciones no han sido destinadas para acoderar en los albergues sino acompañar a las embarcaciones de éstas cuando transportan turistas como lo hacen con los de la empresa Aqua Expedition.
Para que una sede de la Policía de Turismo pueda funcionar en el interior de la provincia, mínimo requiere de 10 efectivos, aunque con 5 policías se podría empezar a trabajar, argumentó quien proporcionó la información.
La dotación de combustibles para las unidades es otro de los problemas para una mayor efectividad en la labor de los deslizadores. Cada deslizador recibe de 4 a 5 galones y las unidades que fueron donadas tienen un consumo de 10 galones por hora.
Otra de las deficiencias de la División de Turismo es el número de personal. De 62 efectivos con que contaba, en la actualidad solo tienen 41. A pesar de ello la labor que ejecutan ha permitido que el índice de asaltos sea menor al de años pasados. El último incidente registrado fue el 2010 cuando una embarcación de la empresa Golfinho fue asaltada cerca a Iquitos. Luego de ese incidente no se ha registra asaltó a embarcación alguna con turistas.
El comando de la División de Turismo se ha puesto el objetivo de trabajar de manera coordinada con los sectores involucrados. Una de las primeras acciones ha sido la de coordinar con la nueva directora regional de Comercio Exterior, Turismo y Artesanía. Además con las empresas hoteleras y los administradores de los albergues en la ciudad para trabajar coordinadamente en la seguridad de los turistas.
Los deslizadores de la Marina
Pero si de deslizadores se trata, muchos han olvidado que hace un año atrás en la misma ceremonia en que se entregaron deslizadores a la Policía de Turismo, también se entregó similares embarcaciones a la Marina de Guerra. De dichas embarcaciones poco se sabe de la función que cumplen.
El numero que entregó en aquel año el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo fue superior al que se entregó a la Policía de Turismo. Algunos acusan que dicho favoritismo, en el número entregado a una u otra entidad, fue al vínculo de un ex asesor del entonces ministro Martín Pérez, con pasado en la Marina de Guerra.
Favoritismo o no, lo real es que tanto la Policía de Turismo y la Marina de Guerra deben explicar de manera clara el verdadero uso que se viene dando a las unidades fluviales que fueron destinadas para la protección al turista.