La transición de la infancia a la adolescencia es inevitable para todo ser humano. Sin embargo, no es un proceso fácil, ni para los jóvenes ni para los padres. Es una etapa en la que se definirá la futura relación entre padres e hijos.
Los padres no saben cómo actuar ante el comportamiento de sus hijos, además de que cada vez es más difícil controlarlos. En el libro Queremos que crezcan felices. De la infancia a la adolescencia (de 6 a 12 años) la psicóloga infantil Silvia Álava menciona cuáles son las claves para superar esta complicada transición.
Influencia de amigos: En esta etapa los padres dejan de ser el modelo a seguir, por lo que los adolescentes ven en sus amigos el remplazo perfecto. Los adolescentes intentan ser auténticos y únicos alejándose de las etiquetas impuestas por sus padres, pero la influencia del grupo de amigos está muy marcada.
En esta etapa la psicóloga les recomienda a los padres: que intenten ganarse la confianza de sus hijos sin forzarles, que asuman la importancia del grupo de amigos y que sean receptivos ante las preguntas y demandas de sus hijos.
Influencia de los cambios cerebrales: Los padres deben comprender que en esta etapa la parte del cerebro encargada de las emociones, impulsos, motivaciones y recompensas se encuentra bajo la influencia de las hormonas. Esto provoca que los jóvenes tengan comportamientos más impulsivos y de mayor emotividad. Los jóvenes buscan sensaciones y gratificaciones de manera inmediata.
Importancia de las gratificaciones: Silvia Álava recomienda a los padres tener un sistema de recompensas en lugar de uno basado en castigos. Ya que es más efectivo explicarles que a través de su esfuerzo pueden conseguir lo que quieran.