Y, según puedo comprobar cada vez que con todos esos protagonistas recuerdo ese viaje, me alegra que tan solo en un periplo -como siempre repite ya sea en entrevistas o en sus cuentos y novelas Alfredo Bryce Echenique- nos hayamos tratado de tal forma que se ha hecho inolvidable y lo suficiente para conocernos un poco más.
No es que todo tiempo pasado sea mejor, siempre. Pero, según me informan colegas que fueron después de ese 1996 inolvidable, las fiestas de Confraternidad en la actualidad ya no son las que fueron en décadas pasadas. Al equipo de Pro & Contra TV le tocó ir en ese año y formaban parte de la comitiva periodística y festiva personas como Pepe Sibina, Lucy Boria, Walter Villacorta, Heber Coral, Jorge Carrillo, Nelly Varela y otros más. Los animadores de la noche peruana eran Sibina y Varela pero durante tres días con todas sus noches el grupo se encargaba de divertirse en una combinación casi perfecta de lo que es trabajo y jolgorio. Claro, para quienes el trabajo es una diversión por la vocación, no había distinción entre uno y otro estado pero involucramos a todo el grupo en las cuestiones laborales y fiesteras.
Para quienes conocieron a Pepe Sibina será redundante decir que era un magnífico organizador de desórdenes. Ahí donde había desánimo colocaba la dosis exacta de jocosidad que a cualquier humano cambiaba de estado. Sus chistes no sólo eran espontáneos sino en recontra doble sentido que el sentido menos dotado lo entendía. Ponía énfasis en las palabras pertinentes y mostraba una sonrisa para la ocasión que uno ni siquiera notaba que lo hacía para mostrar desgano hacia los hipócritas de siempre. Pero, tampoco es la intención de este artículo lanzar loas hacia Pepe, que bien merecido se lo tendría. Sino recordar esos días maravillosos en Leticia, cruzando a Tabatinga, bebiendo el aguardiente que la edad permitía con los amigos que entre sorbo y sorbo nos comprometíamos a hacer de esta profesión un motivo para juntarnos y dar rienda suelta a la vida, en el mejor sentido de ello.
Al recordar esos años, donde el regidor Walter Villacorta representaba al Alcalde de Maynas, Jorge Chávez Sibina, y saber de la cordialidad que nos acompañaba, no he podido sino añorar los mismos. Y es que periodistas y autoridades, es verdad, ya no somos los mismos, pero se nota la diferencia. Y, según puedo comprobar cada vez que con todos esos protagonistas recuerdo ese viaje, me alegra que tan solo en un periplo -como siempre repite ya sea en entrevistas o en sus cuentos y novelas Alfredo Bryce Echenique- nos hayamos tratado de tal forma que se ha hecho inolvidable y lo suficiente para conocernos un poco más. Se va a cumplir dos décadas de ese viaje fronterizo y de confraternidad y cada vez que lo evoco se presenta como un filme las correrías por las calles de Leticia con botella en mano o los aplausos del respetable a los artistas que llevaba la delegación loretana que, ojo a eso, representaba a todo el Perú. Y, como para cerrar con broche de oro toda la jornada, la varada que nos metimos en pleno regreso y el viaje que estaba previsto para 12 horas se transformó en 24 con todas las implicancias que ello produjo. Nunca, por lo menos para este articulista, la fiesta de Confraternidad fue tan fraterna y… eterna.