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Desde hace dos décadas la Tv ha encontrado la fórmula perfecta de hacer dinero sin mucha producción, sin discutir sobre la calidad ¿existe esa discusión? Y generar un romance perfecto con el poder. No lo molesta y de cuando en cuando asume ciertas campañas contra algunos operadores del gobierno, cuándo estos no cumplen con conducir de manera que “no genere afectaciones al sistema”. Por lo demás, los espectáculos han sido la excusa para poder seguir haciendo la Tv de porquería que tenemos.

Cuándo sale algún atisbo sobre cambios en la legislación es tomado como una intromisión inaceptable, es considerado inconstitucional o salen con la respuesta que ellos se regulan de manera autónoma y libre y que están en la capacidad profesional y legal de hacerlo mediante códigos de ética que hacen algunos mandamases suprimiendo toda opinión ciudadana. Tal vez arrojan algún conductor por ser escandaloso o haberse ido de bruces verbales en un tema definido. Es el “costo” que asumen, haciendo ver que están pagando muy alto por el bien de la decencia en la Tv, pero en realidad es un condimento para seguir operando con impunidad total.

Hace algunas semanas la vicepresidenta Mercedes Araoz, más por una indigestión que tuvo en un té de tías, se atrevió a atisbar una remediación al problema y los lobos salieron de cacería. Tanto así que no sólo la rectificaron sino que ella no dijo lo que dijo y pasó al bolsón de anécdotas como se trasladan todas estas posiciones aisladas, pero que en realidad tienen mucha aceptación popular, por más que se piense que la gente es igual de bruta la que sale en Tv a diario hablando del color de la ropa íntima de Farfán o Yahaira.

Cuando se emite una vez más la infidelidad de una pareja mediática como son Farfán y Yahaira, con la cola de novia televisiva que vemos en cadena nacional, nuevamente un gran sector se pregunta anónimamente si vale la pena gastar millones en portadas, despachos satelitales y horas y horas en pantalla buscando un detalle cada vez más sórdido sobre esta novela de la infidelidad. Una foto posteada, el ingreso de un vecino a la casa de la susodicha, una imagen del futbolista en la playa, una opinión del guardián del barrio, una seña, un gesto cualquiera para ser abordado con una gran aplicación del análisis, conjeturando cientos de posibilidades sobre esos detalles que hacen preguntarnos. ¿Qué hemos hecho para merecer semejante basura? Acaso nuestra sociedad está muerta que no puede reaccionar más allá de la indignación en redes. Acaso tienen que llegar al estupor en vivo para que suceda un remesón popular que los ponga en vereda a estos conspiradores contra la inteligencia peruana. La Tv es mala por naturaleza en el mundo entero.

No es novedad que las corporaciones industriales han adquirido los medios masivos con el mismo propósito que tiene nuestra aristocracia en el Perú, pero al menos en otros lados hay cierto disimulo de arrojar basura a través de la pantalla, hay dosificación, algo de vergüenza. Aquí no. Estamos condenados a seguir soportando esta realidad hasta que algo extraordinario suceda. Y no va ser desde los mismos directorios de estos patrones de la porquería. Tal vez este gobierno, que además se sirvieron de los mismos recursos y compadrazgos con sus propietarios, pueda hacer o iniciar una reforma. Ahora que inician, porque cuando los tengan del cuello va ser demasiado tarde para proponer siquiera un debate al respecto.

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