A lo largo de nuestra vida vamos aprendiendo varias cosas que nos permiten sobrevivir y relacionarnos con el mundo que nos rodea. Aprendemos a caminar, a hablar, a comer, a escribir y a leer. Desde la infancia incorporamos nuevas experiencias que nos dejan un aprendizaje que llevaremos hasta nuestra vida adulta. Una de las vivencias más importantes en la vida de cualquier niño, sin duda alguna es aprender a andar en bicicleta, la cual resulta inolvidable, no sólo por la utilidad que tiene esta práctica para transportarnos y ejercitarnos, sino por el logro que representa y por el vínculo que se genera con los padres cuando nos enseñan a usarla.
La bicicleta es más que un juguete, ya que implica práctica y esfuerzo para lograr la habilidad necesaria para andar en bicicleta. Este logro es posible gracias a la paciencia que dedican los padres a sus hijos. Está aventura que está por comenzar es un nuevo lazo entre padres e hijos por el tiempo que se dedicarán hasta que el niño lo logre.
Andar en bicicleta, además de demostrarle al niño que puede caerse y levantarse, y continuar con su camino, lo que es una enseñanza fundamental para la vida, le permite adquirir una mayor independencia, ya que una vez que el niño aprenda a utilizarla puede desprenderse de sus padres y andar por sí mismo, sin su ayuda. También le enseña a ser una persona perseverante que no se rinda hasta alcanzar sus metas.
Para que los niños aprendan a andar en bicicleta es recomendable que lo hagan de una forma gradual, que comiencen con el uso del triciclo, para después pasar a la bicicleta. Este puede representar el primero de muchos logros en la vida de tu hijo, y nunca olvidará que lo acompañes en este proceso.