Aspectos sociales de la región Loreto:
Por: Mario Andre López Rojas *
La descripción de la terrible situación económica que la región Loreto viene atravesando durante los últimos 3 años ha quedado más que clara en mis anteriores artículos, sin duda alguna vivimos en crisis; pero, falta ver si se completa el circulo vicioso o la trilogía de resultados del mal, así que revisemos algunas cifras sociales, que nos den una idea del nivel de bienestar de la población loretana y con ello ver que tan insatisfechas están las necesidades básicas.
Los progresos en educación y salud no solo mejoran el capital humano sino que refuerzan el crecimiento económico y permiten la inclusión social. La educación y la salud son componentes importantes para la mejora de la productividad, el impulso de la igualdad de oportunidades y el desarrollo sostenible de la región, por lo que invertir en ampliar la cobertura y mejorar la calidad de estos servicios es prioritario.
Pero antes que nada, hay un aspecto que debemos destacar y tomarlo en cuenta al momento de diseñar políticas públicas y tomar decisiones a nivel regional: la estructura de la población ha cambiado drásticamente; mientras que, en el año 1940 la población rural de Loreto representaba los dos tercios de la población total; para el año 2007 representa solo un tercio, con lo cual se invirtieron los papeles, teniendo como punto de quiebre los años 80. Cada año más loretanos abandonan el campo y migran a nuestras endebles ciudades en busca de mejores oportunidades.
En el terreno de la Educación, según el MINEDU y el INEI, para el año 2016:
En Loreto se reportan 336 mil alumnos matriculados en los tres niveles de educación básica regular; de los cuales: más de la mitad (54%) son del nivel primario; 94% asisten a una institución pública y; 68% están en el área urbana.
¿Qué tal está el acceso a la educación? El acceso y la cobertura en la educación se pueden medir a través de la tasa neta de asistencia. Así, Loreto ocupa el puesto 9 dentro de las mayores tasas netas de asistencia escolar de niños entre los 6 y 11 años de edad (94,6%), una cifra alentadora a nivel primario, la misma que desde el año 2014 se encuentra por encima del promedio nacional; pero, ocupamos el último lugar para las edades de 12 a 16 años (71,0%), es decir a nivel secundario, lo cual estaría relacionado con la deserción escolar en secundaria. En otras palabras, de cada 10 niños de 6 a 11 años, 9 asisten al colegio y; de cada 10 niños de 12 a 16 años, 7 son los que asisten.
Para medir los logros educativos, en términos de promedio de años de estudio alcanzado por personas de 15 a más años de edad, Loreto ocupa el puesto 20 de 25, con 9,0 años; por debajo del promedio nacional (10,1 años).
Asimismo, el nivel educativo alcanzado por la población de 15 y más años es más bajo que el promedio del país; en particular el nivel superior (16,9 por ciento en 2016), habiéndose reducido respecto al nivel de 2015 (18,6%). En el nivel superior, Loreto tiene un 9,5 por ciento de población mayor de 15 años de edad con educación superior no universitaria y 7,4 por ciento con educación universitaria. La población con educación secundaria se ha incrementado respecto al nivel de 2015 en 1,7 puntos porcentuales.
Por otro lado, el analfabetismo genera atraso y exclusión porque frena el desarrollo individual y de la sociedad, impide el acceso al conocimiento y genera un ingreso precario al mercado de trabajo. Entre el 2002 y 2016, la tasa de analfabetismo en la región ha aumentado 0,1 puntos porcentuales, desde un nivel de 6,6 por ciento de la población de 15 años y más en 2002 hasta 6,7 por ciento en 2016. Este deterioro ha permitido que dicha tasa se encuentre por encima del promedio nacional que es de 5,9 por ciento. Todo el avance que se había alcanzado hasta el año 2014 (5,3%) prácticamente desapareció.
En el mejoramiento del capital humano de la región interesa conocer cómo es la calidad de la educación impartida a sus estudiantes. Una manera de acercase a este aspecto es analizando la trayectoria de indicadores de permanencia escolar como el atraso escolar, los resultados de las diversas evaluaciones nacionales que miden los logros en competencias como la lectura y matemática y, la dotación adecuada de la infraestructura escolar.
La región Loreto tiene una tasa de atraso escolar en primaria de 15,6 por ciento en 2016 bastante mayor a la registrada para el promedio nacional (5,4 por ciento); y eso que desde el año 2000, dicha tasa se ha reducido en 16,7 puntos porcentuales. Con este nivel, la región exhibe la mayor tasa de atraso escolar en primaria en 2016, conjuntamente con Huánuco (11,5 por ciento), Amazonas (11,4 por ciento) y Ucayali (11,3 por ciento). La tasa de atraso escolar en secundaria (20,1 por ciento) es más alta que la obtenida por la región en primaria, e igual de mayor que el promedio nacional de 2016 (9,3 por ciento). La reducción de esta tasa ha sido de 9,9 puntos porcentuales en el periodo 2005-2016 y en el último año (2015-2016), disminuyó en 3,9 puntos. En 2016, Loreto tiene la mayor tasa de atraso escolar en secundaria conjuntamente con Huánuco.
Con el objetivo de medir la calidad de la educación, el Ministerio de Educación (MINEDU), desde el año 2007 toma pruebas de rendimiento a la población escolar en dos competencias fundamentales para el desarrollo educativo: lectura y matemática. En niñas y niños del segundo grado de educación primaria que se encuentran en el nivel satisfactorio en comprensión lectora nos ubicamos en el último lugar (17,7%), lo cual significa que solo 18 de cada 100 niños evaluados comprende lo que lee, cuando el promedio nacional es de 46 niños. Por el lado de las niñas y niños del segundo grado de educación primaria en el nivel satisfactorio en razonamiento de matemática también ocupamos el último puesto (12,4%), es decir que de 100 niños, solo 12 pueden desarrollar ejercicios de razonamiento matemático, cuando el promedio nacional está en 34 niños.
Por el lado de la infraestructura, se calcula que del 100% de los locales de educación pública, apenas el 7,3% cuenta con los tres servicios básicos (conexión a la red pública de agua potable, red pública de desagüe y electricidad), muy por debajo del porcentaje nacional (44,4%), lo que nos ubica en el último lugar, con amplia desventaja frente a las demás regiones. En los últimos tres años, del 2013 al 2016, se calcula casi 0,7 puntos porcentuales de avance en la infraestructura de servicios básicos en los colegios, cifra que no contribuye a reducir las brechas con sus pares. Asimismo, la adecuada infraestructura escolar es importante para un buen aprendizaje porque un entorno apropiado permite mejores resultados educativos. El indicador “Locales escolares públicos en buen estado” da cuenta de los centros educativos públicos en los que todas las aulas se encuentran en buen estado. Lamentablemente, este indicador ha ido decayendo hasta una situación preocupante tanto en el país cuanto en la región. De un nivel de 49,3% a 13,9% del total de locales, lo que representa un deterioro de 35,4 puntos porcentuales. Hasta el 2013, la región se mantenía por encima del promedio nacional, pero luego muestra una caída sistemática entre el 2015 y 2016. En el último año registra una pequeña recuperación (1,3 puntos).
Tener tan malos resultados sería resultado de ¿gastar poco en educación?, pues revisemos el nivel de gasto público en educación como porcentaje del PBI: para el año 2015, Loreto ocupa el puesto 10 al destinar apenas el 6,5% del equivalente a su PBI como gasto en educación, a pesar de ser una tasa bastante pequeña, estamos por encima del promedio nacional (3,6%) y mucho mejor que algunas regiones; entonces; no es un tema de monto presupuestal, si no de calidad y eficiencia del gasto público en educación. Para ratificar esto último, revisemos el porcentaje del gasto total en Loreto destinado a educación, el cual representa el 28,5%, lo cual nos ubica en el tercer lugar a nivel departamental, es decir somos una de las 3 regiones que mayor porcentaje de su gasto total destina a la educación. Ahora, si analizamos el gasto público en educación por alumno de primaria, tenemos que en Loreto se destina S/ 2123, lo cual nos ubica dentro de los 3 departamentos que menos gasta, solo superamos al Callao y Ucayali; pero, dicho monto es equivalente al de Lambayeque y Piura, quienes nos superan ampliamente en indicadores de calidad de la educación.
Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), la baja calidad del gasto es una característica común en la administración pública peruana. Pese a que durante muchos años se ha logrado canalizar mayores recursos a diversos sectores, muchos indicadores no muestran el avance que se esperaría con los mayores presupuestos. Por ejemplo, entre los años 2007 y 2016 el presupuesto del sector educación para Loreto se ha incrementado en 133%, pasando de S/ 409 millones a S/ 953 millones; no obstante, las mejoras en el rendimiento de los alumnos no son significativas y los resultados de la prueba ECE (evaluación censal de estudiantes) muestra que Loreto cuenta con los peores resultados (último lugar de 26 regiones). La región San Martín con menos presupuesto ha logrado escalar varias posiciones; así, en comprensión lectora pasó del puesto 24 al 19 y; en razonamiento matemático pasó del puesto 23 al 19.
Al analizar la calidad del gasto público se determina que con frecuencia no sólo no se gastan los recursos disponibles sino que no se maximiza el impacto de los recursos gastados. El origen principal de estos problemas suelen ser tres factores: deficiente planificación y diseño, inadecuados incentivos y escasa rendición de cuentas.
Por otro lado, según las metas planteadas en el Plan de Desarrollo Concertado de Loreto al 2021, tanto en comprensión lectora como en razonamiento matemático deberíamos crecer en más de un punto porcentual en promedio (1,7 y 1,4) cada uno de los próximos 5 años, incluido este 2017, para alcanzar tales metas, ¿lo lograremos?
El crecimiento y desarrollo económico y social debe ir a la par para generar igualdad de oportunidades para la población en su conjunto. Un capital humano educado y con salud, entre otros aspectos, impulsará el círculo virtuoso que ayude a elevar la productividad y el crecimiento económico de cualquier economía. En un próximo artículo analizaremos el sector salud.
* Economista y profesor universitario.