La prevalencia de la anemia en menores de 5 años ha aumentado en las últimas dos temporadas. Esto se debe principalmente a que los programas para combatirla están siendo mal aplicados
(Informe IPE/El Comercio). Según la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, Endes 2017, la prevalencia de la anemia es de 34,1% y acumula dos años consecutivos de incremento. Según Grade, esta resulta un grave problema de salud pública que implica costos de casi medio punto del PBI, debido a los efectos negativos en el desarrollo cognitivo, en la productividad y en el aumento de los costos al Estado por el aumento de la repitencia y la atención de partos prematuros.
¿QUÉ ES?
Se define la anemia como la insuficiencia de hemoglobina (células rojas) en la sangre, y su principal consecuencia es la deficiencia en el abastecimiento de oxígeno en el cuerpo.
Esta condición genera episodios de fatiga, debilidad, mareos y somnolencia, y en casos de gravedad representa un factor de riesgo relacionado con la mortalidad materna e infantil. Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen tres tipos de anemia según el nivel de carencia de hierro: leve, moderado y severo.
ENDES 2017
Durante la última década, la incidencia de la anemia se redujo 8,4 puntos porcentuales (pp), y pasó de 42,5% en el 2008 a 34,1% en el 2017. Esta disminución, no obstante, tiene dos etapas diferentes.
Durante la primera etapa (2008-2011) la prevalencia de la anemia registró una notable disminución de 3,9 pp cada año, y la tasa llegó a 30,7% en el 2011. Desde entonces, sin embargo, la tendencia ha sido creciente y ha aumentado a un ritmo promedio anual de 0,6 pp.
Según el tipo de anemia, del total de casos de anemia en el Perú, el 69% son leves, el 30% son moderados y apenas el 1% son severos. Durante los últimos 10 años, y a través de las dos etapas antes descritas, esta distribución se ha mantenido relativamente. Según el Ministerio de Salud (Minsa), la anemia leve está relacionada, principalmente, a la deficiencia de hierro.
De acuerdo con la OMS, la prevalencia de la anemia en el Perú es similar a la que registran Siria (34,9%), Marruecos (34%) y Vietnam (33,9%), y resulta la tercera más alta en América Latina, solo después de Venezuela (62%) y Bolivia (47%). Además, el Perú tiene la mayor prevalencia entre los países de la Alianza del Pacífico: Chile (20%), Colombia (27%) y México (28%).
La tasa de anemia en el Perú esconde grandes diferencias al interior del país. Por ejemplo, según regiones, en Puno el 66,3% de los niños son anémicos, mientras que en Arequipa la incidencia es de 24,2%. Por otra parte, según el nivel educativo, la anemia asciende a 47,1% si la madre no cuenta con educación y a 26,5% si cuenta con estudios superiores.
Además, según la edad del niño, la anemia alcanza al 59% de los niños menores de un año y poco más del 20% de los niños de entre 4 y 5 años. Queda claro que, cualquiera sea la característica bajo análisis, la prevalencia de la anemia resulta preocupante.
Si bien es cierto existe relación inversa entre capacidad de gasto de los hogares y anemia (a mayor capacidad de gasto corresponde menor nivel de prevalencia), aún entre los hogares de mayor poder adquisitivo se registra una alta tasa. Así, la anemia afecta al 44,4% de niños del quintil de menores ingresos, y al 20,7% del quintil de mayores ingresos. Esta tendencia, según quintiles de gasto, se ha mantenido estable durante los últimos años.
COSTOS DE LA ANEMIA
El estudio “Impacto económico de la anemia en el Perú”, de Lorena Alcázar, investigadora de Grade, revela que los costos se explican por tres principales causas: la pérdida de productividad futura de los niños que sufren anemia, la pérdida de productividad de los adultos que actualmente sufren de anemia, y el costo al Estado por el aumento de la repitencia y la atención de partos prematuros.
Estos tres efectos le cuestan al Perú entre 0,5% y 0,6% del PBI. Alcázar estima que un programa de prevención de la anemia que cubra a todos los niños menores de tres años y madres gestantes, por medio de la administración de suplementos de hierro, necesitaría un presupuesto menor a 0,01% del PBI.
Al respecto, como parte del “Plan nacional para la reducción de la desnutrición crónica infantil y la prevención de la anemia en el país”, del Minsa, en el Perú se aplica un programa de suplementación nutricional universal a través de micromultinutrientes ricos en hierro, que tiene como uno de los principales objetivos prevenir principalmente la anemia de tipo leve.
No obstante, según información de la Endes, en promedio durante los últimos cinco años solo un quinto de los niños de entre 6 y 59 meses de edad recibió suplementos de hierro durante los últimos siete días (respecto al día de la encuesta). Esto se explica en buena parte porque, según informe de la Contraloría General de la Repúblicarealizado en el 2017, la entrega de micronutrientes del Minsa a las madres ha sido deficiente.
El informe concluye que el personal del Minsa cumplió parcialmente con brindar consejería nutricional a las madres, así como con realizar exámenes de hemoglobina para determinar la eficacia de los micronutrientes. Así, por ejemplo, aun cuando Puno tiene la tasa más alta de prevalencia de anemia, el 93% de sus establecimientos de salud tienen un sobrestock de dichos micronutrientes.
En suma, la prevalencia de la anemia es un problema de salud pública, con implicancias y causas sociales y económicas. En ese sentido, queda claro que existen herramientas costo-efectivas para combatir más de dos tercios de los casos de anemia. Sin embargo, debido a la inadecuada implementación del programa de suplementación nutritiva, la anemia sigue representando una amenaza para la buena salud de los niños.