[ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel.
A pesar que han pasado más de tres lustros de la firma del Acuerdo de Paz entre Perú y Ecuador en Brasilia aún existen en Iquitos –seguro la única ciudad del país y de la región donde se tiene políticos con esas pretensiones- personajes que han sido reiteradamente derrotados en las urnas que cada cierto tiempo intentan reabrir un debate-confrontación que no sólo debería estar extirpado del lenguaje mediático sino que tendrá que ser excluido por las próximas generaciones.
Ya es tiempo que celebremos como una fecha histórica aquel 26 de octubre. Y ya es tiempo que digamos a los histriónicos de siempre que se dejen de majaderías y está bien que recuerden el 24 de octubre como una fecha que no debe repetirse por los muertos que se produjeron aquel sábado de 1998. Pero que no exageren, tampoco. Felizmente, por esas cosas del destino, ya son varios años que para estas fechas estoy fuera de Iquitos y no tengo que escuchar, ver y soportar los discursos huecos y demagógicos de quienes se autotitulan como defensores de la patria y se limitan a recordar la muerte de inocentes. Ese 24 de octubre, pregunto: ¿murió algún dirigente? ¿se inmoló alguno de aquellos que todavía vociferan que son capaces de defender la patria hasta con sus vidas? ¿los agitadores que tiraban la piedra y escondían la mano desde la mañana hasta la madrugada de ese sábado fatídico se han preocupado por los deudos de las víctimas? En todas las preguntas la respuesta es negativa, como positiva fue la firma de ese Tratado entre Alberto Fujimori y Jamil Mahuad.
Por eso celebro el 26 de octubre. Y, junto a este columnista, ya lo han hecho los presidentes Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Cada uno en su momento. Uno con más vehemencia que otro. Pero lo han celebrado reunidos con el homólogo ecuatoriano. Porque hay razones para celebrarlo. Primero que se han ejecutado proyectos binacionales. Segundo que se han fortalecido las relaciones comerciales. Tercero que desde esa fecha se esfumaron los conflictos armados y en ambos países ya no tenemos soldaditos muertos que lamentar. Cuarto que se ha desminado la frontera. Quinto que por ese Tratado se ha cerrado la frontera. Podemos seguir con la enumeración. Pero tampoco exageremos. Basta con la reunión de los presidentes Humala y Correa en territorio ecuatoriano como lo hicieron el año pasado en territorio ecuatoriano.
Por eso celebro el 26 de octubre. Porque ganó la paz y los peruanos no perdimos territorio. Porque triunfó la sensatez y la diplomacia de ambos país y de los garantes. Lo del 24 nunca será para celebraciones. Si hay quienes desean continuar con las ceremonias para recordar a los que ese día murieron en la calles de Iquitos hay que respetarlos. Pero que no sigan con el discurso patriotero, chauvinista, mediocre y demagógico de siempre. Porque ya es tiempo –después de dieciséis años- que se den cuenta que la paz triunfó y lo que hoy queda es planificar la forma en que los beneficios de la misma lleguen a los pobladores de Loreto como sí llega a los de Saramiriza, Tumbes y otros pueblos.
Seguro pues fresita………como tu patrón era Tomás Gonzales te haces el loco o la loca…………………….
Es cierto han pasado ya mas de tres lustros y algunos siguen con la monserga anti ecuatoriana; pero a la hora de poner el pecho,¡ no se oye padre!. Ya basta de rencillas y miremos el futuro con optinismo e integracion en beneficio de las poblaciones fronterizas. VIVA LA PAZ
Los comentarios están cerrados.