En el prólogo de una de las ediciones de bolsillo de “El corazón de las tinieblas” de Jozef Teodor Conrad Korzeniowski, el famoso escritor que obtuvo la ciudadanía inglesa habiendo nacido en Polonia, nuestro Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, afirma sobre Roger Casemet que “al cabo de los años sería, primero, ennoblecido y, luego, ejecutado en Gran Bretaña por participar en una rebelión por la independencia de Irlanda (…) fue, durante un tiempo, vicecónsul británico en el Congo, y desde allí inundó la Foreign Office con informes lapidarios sobre lo que ocurría.”.

En tanto que “Holocausto en el Amazonas – una historia social de la Casa Arana” del escritor colombiano Roberto Pineda Camacho, se habla que “Los huitotos, asimismo narran historias de resistencia y sacrificio frente a los caucheros; por ejemplo, la historia del “capitán” Yarocamena, un líder que se alzó contra la Casa Arana, hasta que su maloca fue sitiada y quemada”.

Como se sabe, la historia de Casemet sirvió para que Vargas Llosa escribiera “El sueño del Celta” y, también, para que muchos amazónicos descubriéramos que ese diplomático europeo estuvo por lo menos en dos oportunidades recorriendo las calles de Iquitos, donde se paseaba siempre acompañado de un nativo que motivaban las narraciones anatómicas solo entendibles en un hombre impregnado de la homosexualidad que por ese tiempo se miraba con desdén. Ese diplomático, cuya vida fue sin duda, una verdadera novela, pasó por la capital loretana y fue fuente de inspiración de uno de los más prolíficos autores que haya recorrido la Amazonía, es decir Mario Vargas Llosa, quien en cuanta oportunidad que tiene no se cansa de repetir que uno de los viajes más fértiles -de la que salieron hasta tres novelas- fue la realizada en la década del 50 del siglo pasado por la Amazonía.

La historia de Yaracomena -como la del líder indígena Katenere- aún no ha sido llevada a la literatura como se merece. Ni en los estudios ensayísticos se los ha dado la importancia que han tenido para la defensa de los derechos de los indígenas. Pineda Camacho ha rescatado la memoria trágica de los nativos que sufrieron los abusos de los caucheros desde el punto de vista del vecino país.

¿A qué viene todo esto? Simple. Porque hoy viernes en una de las salas del Congreso de la República, Alberto Chirif presentará el más reciente de sus trabajos: «La historia jamás contada sobre la época del caucho» – Ramiro Rojas Paredes, Alex Acuña, Alberto Chirif aparecen en la portada. “La publicación narra dos testimonios de gran valor histórico sobre la época del caucho y su impacto en las sociedades indígenas amazónicas. El narrador, Ramiro Coregoitsi Ificuense, indígena Huitoto Murui, conoció de primera mano las atrocidades cometidas por los patrones del caucho a través de su padre”. Seguro que es de lectura obligatoria para quienes descendemos del caucho y somos oriundos de las tierras fértiles y poblaciones devastadas de la Amazonía. Como, seguro, este trabajo tendrá que presentarse en cuanto pueblo amazónico exista.

LLAMADA La historia de Yaracomena -como la del líder indígena Katenere- aún no ha sido llevada a la literatura como se merece. Ni en los estudios ensayísticos se los ha dado la importancia que han tenido para la defensa de los derechos de los indígenas. Pineda Camacho ha rescatado la memoria trágica de los nativos que sufrieron los abusos de los caucheros desde el punto de vista del vecino país.

personalidades como Eduardo Nayap, congresista awajún, Alberto Chirif, antropólogo especializado en Amazonía, Margarita Benavides, subdirectora del IBC, y Rember Yahuarcani, artista plástico amazónico.