Casa en remate
La casa consistorial de Maynas es una suma de huaycos, de forados, de vacíos. No es que los inefables chinos hayan pasado por allí con sus máquinas trepidantes que no respetan nada. Ocurre, de acuerdo a la denuncia de la alcaldesa Adela Jiménez, que en esas arcas o en esas cuentas falta el poderoso caballero don dinero. Las cifras no cuadran después de las sumas y restas, los números no encajan como debería ser y estallan como si hubiera ocurrido un desfalco. O un asalto de alguna banda especializada en asaltos a comunas del boscaje.
El dinero no tiene alas para volar ni pies para irse de farra. Requiere de alguien o de algunos para cambiar de lugar y de destino. En otras palabras, los otros, las dos gestiones anteriores repartidas entre los charlistas y los guimistas, son los primeros sospechosos de haberse zampado los billetes. Entonces, mientras peleaban a muerte entre ellos para quedarse con la ubre no dejaban de meter las garras. Todo era, entonces, por el poder del dinero. El asunto es tan grave que la misma alcaldesa visitó ayer algunas redacciones con la terrible noticia. Y todavía sus funcionarios están revisando documentos, inversiones, presupuestos. Están verificando los datos. Si se sigue la inercia de los primeros hallazgos, se corre el riesgo de que la casa consistorial acabe en calidad de préstamo, en remate público.
En eso tenía que acabar esa desatada guerra entre facciones que se aferraban a los cargos y al pequeño poder edil. El poderoso y corruptor dinero mueve tantas cosas en este rebaño del Señor. Y, sin temor a equivocarnos, era la primera y última razón de tanto bullicio, tanto encono, tantas denuncias entre esas falanges que dejaron de gobernar para la ciudad y la provincia. Desde luego, esperamos que la casa consistorial no acabe en subasta. Y, también, esperamos que se investigue el asunto y se sancione ejemplarmente a los que cavaron ese forado en la casa consistorial de Maynas.