[La inseguridad en tiempos de campaña electoral].
Sra. Alcaldesa espero se encuentre bien y concentrada en los problemas de la ciudad, más ahora que la campaña en Iquitos se ha vuelto intensa y desgarradora. Esta misiva es para recordarle sus intenciones con la ciudad, espero se mantengan e intensifiquen de cara a los pocos meses que le faltan o, en todo caso, pensando en su objetivos de participar en las próximas elecciones. Bueno, trabajar en aras de una campaña en bien de la ciudad, aunque no se reconoce públicamente, es válido si es que realmente las cosas van a mejorar en Iquitos.
Le habla un docente y periodista que por muchos años trabajó en Iquitos en varios medios de comunicación y que sigue manteniendo esta columna como un intento de no alejarme de la tierra que tanto añoro y quiero. Como periodista y observador he visto varios candidatos y alcaldes tener como principal valor decir que son auténticamente loretanos, mostrar sus raíces genealógicas y autodenominarse muy conocedores de su realidad. Los he visto convertirse en autoridades y lo primero que hicieron es embellecer o comprarse casas en Lima o en otras ciudades y ufanarse de conocer en detalle esos lugares. Ni hablar de esos que reciben sus reintegros tributarios y los invierten en otro lugar. Ese cuento chauvinista en Iquitos yo no me lo creo, porque los he visto enriquecerse en desmedro de la Amazonía.
Esa desconexión y falta de identidad los hizo despreocuparse de su ciudad natal. Esos mismos descalifican a las personas que no somos de Iquitos (como usted y yo) y utilizan esos argumentos que limitan con la discriminación para no participar de las decisiones en Loreto e inclusive reniegan del resto por el sólo hecho de haber nacido en la selva. Pero eso seguramente lo ha vivido en carne propia. Le digo esto porque hace unos días en Iquitos la escuché agradecer a la ciudad todo lo que le había dado, desde sus hijos hasta su progreso económico y sobre todo apostar por Iquitos. Creo que lo hizo genuinamente. Seguí por algunos días sus actividades y discursos y no observé los ataques y manipulaciones acostumbradas en los candidatos de siempre. Ese puede ser un valor y más allá de algunas debilidades políticas, espero fervientemente que así sea.
Esta carta, más que una reverenda queja por la inseguridad que campea ahora en Iquitos es para reflexionar sobre este problema que podría convertirse en la mayor amenaza para el desarrollo de la ciudad. Hace unos días sufrí un asalto aberrante saliendo del local de El Pardo donde tocaba Explosión. Como cualquiera de los miles que adoran el clima y las orquestas de Iquitos asistimos con unos amigos para, sanamente, pasarla bien. Al salir, tomamos un motocarro, evaluando que sea uno de ruta y tratando de adivinar que no tuviera intenciones delincuenciales. A las pocas cuadras a la altura del Club Tenis una banda de cinco delincuentes vestidos de mototaxistas más otros tres en motos lineales nos abordaron y entre patadas y palazos nos arrebataron algunas pertenencias.
No había ninguna camioneta ni moto de Serenazgo por todo el trayecto que el mototaxista recorría a toda velocidad avanzando para evitar el asalto y, quien sabe, delitos mayores. Fue un hecho de terror y pánico que me imagino han pasado miles de Iquiteños en los últimos años, como bien señalan los registros noticiosos. Comparando y guardando las distancias, era como si estuviéramos pasando por el Country Club en Lima, el Internacional de Arequipa o el Golf de Trujillo y exista total impunidad, ni Policía, ni Serenazgo, nada de cámaras de vigilancia, nada.
Lo sorprendente de todo esto, es que estos delincuentes por la modalidad imagino se creen dueños de Iquitos, roban en banda y con alevosía. Se sienten impunes en Iquitos y eso, señora alcaldesa es lo más peligroso para una ciudad. No se trata de una o dos personas que robaron es la sensación de libertad con la que actúan estos delincuentes. De convertirse en un estigma que identifique la ciudad ni empresarios ni ciudadanos comunes o turistas querrán viajar o recomendar la ciudad para sus actividades. Eso es lo más doloroso, porque de repente como muchos que aún tuvimos la oportunidad de caminar libremente a altas horas de la noche sintiéndonos seguros, ahora que vivimos en carne propia la delincuencia, pensaremos dos veces para hablar de los encantos de la ciudad. Personalmente eso es lo que más me duele, porque siempre me he sentido donde esté una especie de informal embajador de la Amazonía y me resisto a creer que Iquitos ya no es una ciudad para vivir.
He escuchado durante años que las pistas rotas a raíz del alcantarillado desalentaban la inversión y el turismo. Que el desorden del transporte y carencias de servicios era un freno para un sector del turismo exclusivo. No, señora alcaldesa, esas deficiencias las hay aquí y en la China y el visitante no es tonto o absurdo en pensar que una eventualidad trastocará su intención de conocer una región con un potencial insuperable. La inseguridad es lo más subversivo contra esos intereses de crecer como ciudad. Algunos dirán que esa sensación es normal en ciudades del norte o la misma capital por hechos que vemos en los medios o por ser consecuencia de otras actividades ilícitas como el narcotráfico y el lavado de activos o que hasta el mismo crecimiento económico de otros lugares genera precisamente esa delincuencia. Esa son excusas alcaldesa, porque un mal ejemplo no se puede dejar que neutralice las decisiones por darle calidad de vida a los vecinos y usted tiene ahora la oportunidad de ponerle mano firme.
Hace unos días estuve en el museo que usted inauguró y si se fija bien, hasta en tres murales hacen referencia al crecimiento demográfico explosivo que sufrió Iquitos. En casi cuarenta años casi 300%. Ese es un fenómeno que algunos mequetrefes le pueden decirle al oído como una excusas sociológicas para haber sido superados por la delincuencia. Sra. Adela no se deje llevar por esos sujetos que le pueden poner mil pretextos para que Ud. pueda liderar ejecutivamente la lucha contra esta lacra. Ese tránsito de pueblo a metrópoli que está trastocando a Iquitos, no debe hacerle perder el sentido de anteponerse al fenómeno de la delincuencia.
En la ciudad aún podemos observar que los muchachos juegan vóley o futbolito en las calles y que algunas puertas estén semi abiertas porque aún confiamos en el “vechi”. El asfalto está ganando terreno y la está convirtiendo en una ciudad eminentemente urbana. Aun así, se resiste a dejar ese aire y familiaridad pueblerina. Esa misma sensación que siempre tuve es la que nos lleva al Pardo, al Complejo al Habana o las discotecas donde aún podemos saludarnos como si se tratara de una ciudad donde todos nos conocemos. Pero en realidad son más de 450 mil personas que tiene Iquitos, usted está administrando una de las ciudades capital de región más pobladas del Perú y a tales exigencias, requieren una lectura global y anteponerse a los peligros que azota la ciudad, una de las más peligrosas es esa sensación de estar expuestos al delincuente común.
Usted tiene esa oportunidad de ganarle a la delincuencia alcaldesa. No es posible entender cómo un sistema de cámaras de video o una central decente de vigilancia no exista en Iquitos. Sólo es su distrito, aunque podría estar interconectada con los demás distritos de la ciudad. Serenos en los lugares de alta concentración de gente y patrullaje intenso durante fines de semana son acciones que no requieren de mucho presupuesto y que lamentablemente en la ciudad no se han implementado. Sí, es cierto que la seguridad contempla la participación de la Policía o acciones coordinadas con juntas vecinales, pero ¿acaso tiene un plan al respecto? Van a existir mil pretextos alcaldesa, sobre todo de los que creen que hay obras más visibles que garantizan una reelección o en su caso sería una elección. No les crea, no se hipoteque ante ellos, siga su convicción de madre, de profesional del sentido común que quiere seguridad para que sus hijos transiten libremente y eliminen esa peligrosa paranoia que cunde cada vez más en Iquitos.
No quiero despotricar de la ciudad a raíz de un hecho personal que pudo ser trágico. No soy parte de esos impresentables de la radio y la Tv. Que le pintan el peor panorama para luego pedirle publicidad o hablar bien de Ud. O viceversa, de los que le dibujan y le vaticinan el mejor futuro por el sólo hecho de contar con facturas que cobran a fin de mes. Creo, por lo que he visto que tiene una inmensa oportunidad. Haga la diferencia, demuestre que ha llegado ahí, no sólo por factores accidentales, sino porque el destino le dio esa posibilidad de servir a una ciudad encantadora, una ciudad que merece otro rango a nivel nacional, que no le gane el entorno, la desidia, los intereses subalternos, dedíquese a la ciudad.
Por lo demás, me quedo con la sensación de que Iquitos está cambiando. Escapo de esas ciudades donde uno tiene que estar mirando para todo lado, donde el que te habla esconde otro interés, el que te invita agua quiera doparte. Saliendo como robots en esas ciudades, lugares fijos, horarios fijos, taxistas fijos, nada a la incertidumbre porque al próximo minuto te puedes morir. Iquitos no era así, me resisto a creer que no puede ser así y antes de quejarme quería reflexionar con Ud. que puede tener la iniciativa de auténtico cambio o, en todo caso, de volver a sentirse como en casa cuando uno estaba en Iquitos.
Lima 19 de marzo del 2014
En realidad la delincuencia esta por demás en nuestra ciudad, el dia jueves en la calle sargento lores por la parte del aeropuerto antiguo fui victima de una asalto donde tres mocarros me arrebataron mi moto a palos, la impunidad con la que cuenta esta gente de mal vivir es demasiado, hago un llamado a las autoridades a poner freno a esta ola de asaltos que tenemos en la ciudad, ayer fui yo mañana puede ser cualquier cuidadano mas.
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