En un programa de contenido político de la televisión, en este lado del sur de Europa, día sí y día también, quien conduce el programa da paso, y los entrevista, a periodistas que se han distinguido por la difusión de noticias torticeras y que faltan a la verdad. Muchos de los afectados los han llevado a juicio y han ganado haciéndoles pagar a estos malos periodistas indemnizaciones por difundir noticias nada ciertas que lesionaban el honor de las personas, pero quien conduce el programa no le hace ascos a estos precedentes judiciales y los sigue entrevistando y lanzan noticias, estos muy ufanos, en calidad de exclusiva ¿acaso no es esquizofrénico jugar con este burdo ejercicio del periodismo entrevistando a periodistas de dudosa catadura deontológica? Vivimos respirando ese mundo de miasmas. Son periodistas que se arrodillan y prestan la pluma para atacar a quien se le diga. Se sienten muy seguros y cómodos en el regazo del poder. En Isla Grande, un condado literario en la floresta norte de Perú, estos sicarios de la tinta o del radioperiódico son pan del día y se puede entender por la vida de los caciques políticos que están detrás de ellos y dan brillo al realismo tropical. Pero que en estas coordenadas geográficas, en la península ibérica, que suceda esto es realmente preocupante porque la sociedad civil es instrumentalizada en nombre de la libertad ¿libertad de prensa o libertad de empresa cuál de las dos es la que prima? Los medios de comunicación, muchos, en posición de dominio en el mercado de los medios de prensa ejercen este poder en desmedro de la ciudadanía al mal informar. El poder político cada vez es más opaco. Lo que se está sabiendo estos días es que estos periodistas, en complicidad y contubernio, con la policía patriótica (así se autodenominan) han fabricado pruebas para perjudicar a un partido político y al representante de este ¿? Lo grave de este caso que anega de estiércol al partido político que ejecutó esas órdenes pero sus dirigentes se comportan como si no hubiera pasado nada. Y el programa de televisión con este moderador, que se le ve el plumero a leguas, sigue entrevistando a estos periodistas de dudosa reputación. Esto se llama prensa libre.