Hace unos días leí que algunos dirigentes sanmartinenses expresaron su oposición al proyecto de carretera Balsapuerto-Moyobamba que ha sido puesto en el escenario de las futuras inversiones por el gobierno regional de Loreto, la municipalidad provincial de Moyobamba y diversos sectores de la sociedad civil de la provincia de Alto Amazonas y del distrito de Balsapuerto. En realidad, el proyecto es la continuación de la vía terrestre que une la ciudad de Yurimagüas con la localidad de Balsapuerto, luego de la culminación y puesta en servicio de un tramo de 27 km y de un puente de 120 m sobre el río Cachiyacu que demandó al gobierno regional de Loreto una inversión de 42 millones de soles.
Actualmente, en dicha vía vienen operando empresas de transporte de carga y pasajeros, lo que ha originado la necesidad de realizar tres acciones complementarias que se están trabajando con el gobierno nacional: a) La provisión de recursos para el mantenimiento de la vía de 67 kilómetros entre San Rafael-Nuevo Arica y Balsapuerto, b) La elaboración de un proyecto de inversión para el mejoramiento, asfaltado y obras complementarias de la vía mencionada, y c) La carretera Balsapuerto-Moyobamba de 48 km.
Pienso que esta carretera es factible, pero debe viabilizarse tomando en consideración los procesos de desarrollo que converjan hacia la integralidad del proyecto: cultura y cosmovisión de la población ancestral, afianzamiento de habilidades productivas, identificación de impactos y definición de acciones de mitigación, instalación y operación de infraestructura social, y fomento del desarrollo sostenible del área de influencia del proyecto. Para su implementación es necesaria una confluencia de esfuerzos institucionales y territoriales que involucren al gobierno nacional y a los gobiernos subnacionales, en una acción multinivel, multidisciplinaria y multisectorial.
Los beneficios que reportaría esta carretera alternativa a la vía Yurimagüas-Tarapoto son muy apreciables. La distancia vial entre Yurimagüas (puerto en el río Huallaga, región Loreto) y Moyobamba (capital de la región San Martín y punto central en la ruta hacia el norte) es de 241 km. Con la vía alternativa, esa distancia se reduciría a 115 km, es decir un ahorro de 100%. En la misma proporción se prevé una disminución del tiempo: el tiempo promedio de recorrido entre Yurimagüas y Moyobamba es de 5 horas, aproximadamente, que a veces aumenta debido al colapso persistente de la vía en varios tramos. En la ruta alternativa por Balsapuerto y Moyobamba, menos accidentada y con menores riesgos, ese tiempo se reduce a sólo 2 horas.
La reducción en distancia y en tiempo se expresará también en un aminoramiento sustancial de los costos de transporte para carga y pasajeros. Al recorrer una distancia menor de 100% respecto de la ruta original, se incrementan los años de vida útil de una máquina y de sus complementos (neumáticos, frenos) y por ende se reduce sus costos de depreciación que son costos fijos, lo cual impacta hacia abajo en la determinación del punto de equilibrio del servicio de transporte. Lo mismo ocurre con otros consumibles como el combustible y los lubricantes, pues a menor recorrido, menor consumo, lo que impactará en la estructura de costos variables del servicio, contribuyendo a traer más abajo el punto de equilibrio y reduciendo los costos totales. Como se sabe, los costos totales son determinantes en la fijación de los precios del servicio, por lo que al reducirse éstos beneficiarán a los usuarios, tanto en la tarifa de pasajeros como en la de carga.
En cuanto a los beneficios colaterales, hay varios efectos positivos para el desarrollo birregional, entre ellas. La creación de un corredor económico sostenible, participativo y promotor del bienestar humano; el establecimiento y mejoramiento de servicios ambientales al crearse nuevas áreas de conservación comunal y convocarse la participación de la población ancestral; la explotación del turismo paisajístico y vivencial lo que proveerá ingresos a las familias y al gobierno local para mejorar las capacidades humanas y territoriales; la facilidad logística para la educación, la salud, la energía y las comunicaciones.
Un proyecto como la carretera Balsapuerto-Moyobamba no debe desacreditarse por estados de ánimo, o por intereses particulares o de grupo. Más bien, debe ser visto como una oportunidad para crear progreso, calidad de vida y dotarle de sostenibilidad al desarrollo humano.