ESCRIBE: Héctor Tintaya
Se ha desatado una campaña violenta y feroz en este último tramo de las elecciones. Se ha instalado el “vale todo” para tratar de ganar una votación que aún parece incierta. Por un lado se ha afianzado la relación comunista como propaganda contra Pedro Castillo, sólo que ahora parece involucrarse cada vez más temerariamente los militares desde la participación activa de sus ex oficiales hoy en política que obviamente representan o exponen el pensamiento político al interior de un grupo de las FF. AA.
Por el otro lado la activación de un discurso popular y de estrado provinciano del «profe» parece promover a sus militantes a responder con amenazas al evidente desbalance informativo que existe en la campaña. Merecido o no, ese repudio, los hechos violentos registrados -por más que traten de minimizarlos- si no se encausan o disminuyen pueden multiplicarse entrando peligrosamente en un espiral que conlleve a otros enfrentamientos y desnaturalizando la elección.
¿A quién le conviene este descontrol que puede ser magnificado por una prensa adicta al morbo? Pues es evidente que a ese sentimiento de ausencia de autoridad que conducirá la opinión a una “necesaria” intervención drástica para frenar el caos que puede reinar si no se detienen los atisbos registrados. La campaña se ha tornado virulenta y a diferencia de otras anteriores donde existía polarización, esta vez parece que un sector de la población parece que está convencida en no quedarse con los brazos cruzados.
Tampoco parece que los gremios empresariales y grupos de poder lo van a hacer. De hecho esos mensajes millonarios en paneles y medios a veces de manera subliminal, no hacen sino seguir metiendo candela. Es decir, pareciera que nos estamos jugando en esta elección nuestro boleto de supervivencia, cuando para algunos que esperemos no sean los menos, después del 6 de junio la vida continuará tal cual la ha venido tolerándose hasta ahora.
Sin embargo, es nuestra función alertar de estas crispaciones sean llevadas al campo de las ideas y las exposiciones por más insulso que para algunos les parezca este procedimiento, cuando no te cansas de ver mentiras y exageraciones de todo tipo. Todo esto ha eclipsado un problema mayor que mantiene el país con la pandemia y de hecho estamos ad portas de una tercera ola con variante Hindú lo que nos va devolver a nuestra realidad sanitaria.
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