Por: Moisés Panduro Coral
Brasil, nuestro vecino del Oeste, está en serios problemas. Los vaticinios que se habían hecho respecto de su escalamiento indetenible en el ranking de la economía mundial se están viniendo abajo. Encima de la recesión que está haciendo peligrar su posicionamiento como la séptima economía más grande del planeta, le ha caído como estigmas los innumerables casos de corrupción encontrados en el gobierno del ex presidente Lula, las sucesivas y continuas derrotas en el fútbol –el deporte que marca gran parte de su identidad nacional-, y ahora, el zika con más de 4000 casos de microcefalia infantil en su balance sanitario.
Incluso los analistas más moderados señalan que el famoso grupo BRICS podría quedarse sin su B de Brasil. Es decir, puede suceder que el denominado gigante sudamericano retroceda a niveles anteriores a su ingreso al exclusivo club de los grandes países emergentes (Rusia, India, China y Sudáfrica). En 2015, sufrió su quinto año consecutivo de encogimiento económico que se manifiesta, entre otros indicadores sociales, en cinco años de incremento persistente de la tasa de desocupación y, por lo mismo, en un descontento social que ha motivado el reforzamiento de los planes de seguridad interna de cara a los Juegos Olímpicos Río 2016 que se realizarán en el mes de agosto próximo.
El panorama se ensombrece más si tomamos en cuenta que el consumo interno que se disparó en los años de bonanza producto del significativo traspaso de 30 millones de brasileños de la pobreza hacia la clase media, se encuentra también estancado, o, por lo menos, no tiene la pujanza que exhibía hasta el 2010. Del mismo modo, juega en su contra, la reducción de la velocidad de crecimiento económico de China, su principal importador de materia prima, lo que significa una mayor contracción en el balance del comercio exterior y en la generación de oportunidades de empleo.
Aunque no se tiene evidencia de que el virus del zika haya afectado los ingresos derivados del turismo carnavalero que termina hoy miércoles de ceniza –los reportajes periodísticos dicen que a los brasileños el zika les importa un rábano en este carnaval, o que un turista extranjero se olvida del zika después de la quinta cerveza-, la actuación del gobierno será decisiva para detener la expansión de este letal virus, reduciendo de esa manera el temor de los visitantes a asistir a las Juegos Olímpicos, su otra gran esperanza turística para refrescar su recalentada economía. Un estudio reciente efectuado por una administradora de riesgo sugiere que el 64% de norteamericanos cancelarían sus visitas a países afectados por el zika.
¿Cómo nos afecta a los peruanos la situación de Brasil? Según un informe del BBVA Research, nuestro país se verá afectado notablemente por la crisis brasileña que nos quitaría entre 0.4 y 0.8 puntos porcentuales de crecimiento, debido a los fuertes lazos económicos que nos unen y a la incertidumbre que se vivirá en la región. Si al factor Brasil, le sumamos otros factores como la desaceleración de China y el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, más los efectos que tendrán el fenómeno del Niño y la campaña electoral pletórica de improvisados con alta intención de voto, ese riesgo puede alcanzar graduaciones más elevadas.
Por eso mismo, piense bien antes de elegir. Ponga a un lado a los candidatos presidenciales con evidente falta de preparación para gobernar el país y opte por quien resulte el mejor para enfrentar realista y optimistamente lo que se viene para el Perú en el siguiente quinquenio.