Las bolsas de plástico se han convertido en un serio problema de contaminación porque tardan cientos de años en desaparecer. En el Perú se han presentado iniciativas en el Congreso para evitar su uso y reemplazarlas por bolsas biodegradables. Un tema que urge discutir.
Uno va a un supermercado y sale con un montón de bolsas de plástico en las manos si la compra ha sido grande. Uno va a la panadería y el pan nos lo entregan en una bolsa transparente. En cualquier bodega te pueden dar una según lo que compres. Y si uno va a la farmacia, una pastilla pequeñita te la dan en una bolsa.
«Además, vemos bolsas tiradas en las calles, en las carreteras, en los ríos y en el mar, poniendo en peligro la flora y fauna marinas. Todos hemos visto imágenes de tortugas, delfines, pelícanos y otros animales afectados por las bolsas y el plástico en general», dice Albina Ruiz, directora de la ONG Ciudad Saludable.
Las bolsas de polietileno y de otros materiales -que conocemos como bolsas de plástico- son ya un problema mundial y el Perú no es la excepción. Sobre todo por el enorme número de estos productos que circula sin control en los comercios peruanos y la nula legislación que existe aquí sobre el tema.
En los últimos años se han presentado varios proyectos pero ninguno llegó a convertirse en ley. La más reciente propuesta para legislar sobre este problema ha sido la del congresista Guido Lombardi, que presentó a comienzos de febrero el Proyecto de Ley 2368, que «propone prohibir y reemplazar progresivamente el uso de bolsas de polietileno y otros materiales de plástico convencional entregadas por distintos tipos de comercio para el transporte de productos y mercaderías».
La norma plantea la prohibición en todo el territorio nacional, y establece su reemplazo progresivo por bolsas de material degradable o biodegradable. También establece un lapso de dos años para que los negocios que entran en la categoría de microempresas, pequeñas y medianas empresas procedan a reemplazar las bolsas por aquellas establecidas en el proyecto.
Para los negocios considerados más grandes que una mediana empresa, el lapso para que se adecúen a la ley será de un año. El ministerio del Ambiente se encargaría de determinar la tecnología y los materiales para la fabricación de las bolsas degradables o biodegradables.
«El proyecto está orientado sustancialmente a reducir el consumo de plástico y promover la cultura del reciclaje”, señala Lombardi. Su oficina está recibiendo sugerencias a través de las redes sociales lo que ayudará a perfilar mejor la propuesta antes de llegar a comisiones. «Esperamos que pueda ser debatido y aprobado en esta legislatura. Hay una actitud positiva con este tema en el Congreso», dice.
La propuesta de Lombardi no ha sido la única. En diciembre pasado el congresista Marco Arana, del Frente Amplio, presentó el proyecto de ley 2248 con el nombre «Ley de reducción Progresiva de bolsas plásticas para la protección del ambiente». Propone -a diferencia de Lombardi- la reducción progresiva de las bolsas plásticas en los próximos cinco años a través de campañas y eventos de sensibilización a cargo del ministerio del Ambiente, Educación y Producción.
«A partir del tercer año de promulgada la ley quedará prohibida en todo el territorio nacional la entrega y uso de bolsas plásticas no biodegradables en supermercados, autoservicios, almacenes y comercios en general para transporte de productos o mercaderías», dice uno de los artículos.
El proyecto de Arana, de sólo cuatro artículos, plantea como alternativa promover el uso de bolsas de biopolímeros (a base de almidón de papa o de yuca) o promover bolsas de tejido vegetal. «Esta propuesta busca la preservación de los ecosistemas y de la salud humana», dice el legislador.
Cifras del plástico
No hay cifras exactas sobre el número de bolsas que se usan anualmente en el Perú, pero algunos estimados señalan que esa cifra podría estar entre los 500 millones de bolsas y los 3 mil millones. El documento «Estudio sobre percepciones, aptitudes y comportamientos ambientales frente al uso superfluo de bolsas plásticas», del Ministerio del Ambiente, también señala que el 94% de comercios analizados utilizaba exclusivamente bolsas de plástico para el despacho de sus productos.
Albina Ruiz, de Ciudad Saludable, señala que en promedio el 25% de la basura que se produce es considerada residuo reciclable. «De ese porcentaje aproximadamente la mitad es plástico, y de esa cantidad las bolsas no significan mucho en peso pero si en volumen. No pesan pero generan muchos problemas», comenta.
El 2014 el consumo de plástico fue de 30 kilos por habitante en el Perú, según la Sociedad Nacional de Industrias (SNI). En las playas del Perú el 46% de los residuos sólidos son plástico. Ciudad Saludable tiene imágenes de gaviotas con bolsas de plástico en el pico y zonas de playa sembradas con bolsas de todos los tamaños y colores.
Una bolsa plástica tiene una vida práctica de pocos minutos pero tarda entre 100 y 400 años en degradarse.
«En el Perú hace falta discutir seriamente el tema. No sólo se tiene que prohibir, sino que tiene que haber un proceso. El debate es necesario incluso para definir qué es biodegradable. Porque se ha dicho que ya se usan bolsas biodegradables en el país y no lo son. Se descomponen en pequeñas partículas, pero se quedan en el ambiente, no desaparecen», explica Albina Ruiz.
La especialista comenta que hoy se habla de bolsas oxobiodegradables, biodegradables y compostables, pero ninguna de esas bolsas puede degradarse en el mar, que es donde provocan más daño. «Es tiempo de hablar de bioplásticos producidos a partir de resinas orgánicas como el almidón de yuca, la piña o la caña de azúcar. Por eso se tiene que conversar con el sector empresarial también, para adecuar nuestra tecnología. Se debe dialogar con todos los sectores involucrados para sacar una ley de consenso y no una ley que no se aplica como muchas otras”.
¿Y cómo estamos respecto a los países de la región y de todo el mundo? Muy cerca, Colombia tiene un impuesto al uso de bolsas de plástico desde julio de 2016 y lo paga el consumidor. En Argentina, ciudades como Buenos Aires, Jujuy y Rosario cobran por las bolsas. También las reemplazarán por biodegradables en un lapso de tiempo. En Chile, Michelle Bachelet anunció en setiembre pasado un proyecto de ley para prohibir las bolsas de plástico en las ciudades costeras del país.
El país con la medida más radical en el mundo respecto a las bolsas de plástico ha sido Ruanda, que en 2008 prohibió completamente las bolsas de plástico y la importación de las mismas. Fue una forma de evitar las inundaciones a causa del plástico que obstruía los desagües.
En el 2014, el Parlamento Europeo emitió una norma que obliga a los estados miembros de la Unión Europea a reducir el uso de bolsas plásticas. La medida busca reducir en un 80% el uso para 2019. En ciudades de Francia, Irlanda, Belgica, España, Gales, se cobran las bolsas en los comercios.
Para Albina Ruiz, las iniciativas en favor de dejar las bolsas plásticas de lado son importantes y se deben apoyar pero aún hay mucho por avanzar en el tema. «Si una ley dice que en dos, tres años, se va a empezar a cobrar, y después se van eliminando las bolsas es solo el inicio. Hay que empezar a pensar también en otros embalajes no reciclables y que generan grandes problemas de contaminación como el tecnoport», comenta.
La discusión recién empieza. Hay proyectos de ley y tiempo para debatir. Las toneladas de bolsas inundándolo todo son un grave problema y hay que enfrentarlo cuanto antes. Como ya hacen otros países. (larepublica.pe)