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Como inmigrante siempre he luchado contra los prejuicios de la población de origen. Aquí en España con el boom inmobiliario se notaba más la carga contra el extranjero, bueno, contra algunos extranjeros. Dependiendo sí estos son extranjeros pobres o ricos. A los que son ricos, en el período del gobierno conservador se daban facilidades dependiendo de la inversión que realizaban en el país, se les facilitaba la estancia sin ningún problema. Eran los con papeles. La filósofa valenciana Adela Cortina acuñó el término de Aporofobia, que ha tenido gran éxito y que ha sido también reconocido por el diccionario de la Real Academia de la Lengua española, contra ese sentimiento de rechazo (odio, iras, repugnancia entre otras emociones) hacia la persona, en este caso, que viene de afuera y pobre. La definición del diccionario es la que sigue: Fobia a las personas pobres o desfavorecidas. Sobre todo a las personas pobres que pueden venir de África, parte de Asia, América Latina. Parto de la premisa que todos de algún modo somos inmigrantes en algún momento de nuestras vidas, salvo honrosas excepciones. Por eso me asombra que un pata en su muro de FB en Perú, día sí y día también, publique comentarios contra los venezolanos y venezolanas, casi siempre relacionados con la delincuencia con comentarios malsonantes y denigrantes contra estas personas. No expresa ningún comentario de fondo. El personaje de marras se deja llevar por las noticias y atiza de odio a los demás ¿es esto posible?, ¿este pobre infeliz habrá puesto un pie fuera de su territorio para saber lo que es la condición de extranjero? En verdad, poco hace para la convivencia social. Me preguntaba ¿sí este pobre personaje tendrá la misma actitud contra los extranjeros del norte económico que tienen dinero y que entran al país sin tantos requisitos burocráticos?

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