Lo que ha ocurrido con el arboricidio y la demolición del antiguo Jardín de la Infancia “Victoria Barcia Boniffatti” es solo una cosecha de lo que las dos autoridades principales de la región Loreto se han empeñado en sembrar en el último quinquenio. Tanto la alcaldesa Adela Jimenez Mera como el gobernador Fernando Meléndez Celis han creado un sistema donde la máxima es “bien conmigo, mal sin mi”. Y han acostumbrado a su entorno a despotricar de quienes piensan diferente y, en el mejor/peor de los casos, contratar como asesores a quienes les insultaban y hoy los ensalzan con la misma elocuencia y obsecuencia.
Lo de los árboles caídos tenía que ser enfrentado con la admisión del error y una orden desde el Despacho de Alcaldía de no repetir el despropósito. Y con facilidad la ciudadanía entendía que se pueden cometer errores y corregirlos inmediatamente. Pero desde la alcaldesa –que declaró esa misma mañana a Salvador Lavado de Pro & Contra- cayendo en contradicciones al afirmar que “estéticamente no está bien” hasta la intención de culpar a Electro Oriente del hecho se evidencia que Adela Jimenez necesita con urgencia alguien que le diga que a veces se va por el camino equivocado.
Con relación a la demolición del jardín “Barcia Boniffatti” bastaba con informar de la antigüedad del proyecto y las consultas realizadas antes de su ejecución. Pero se optó por despotricar de los que –con sentimentalismo, historia y algo de desinformación- mostraron su alarma por la destrucción no solo de la infraestructura sino de los árboles que existían en el lugar. Si no tiene la categoría de Monumento Histórico y no está en el Centro Histórico su demolición no requiere de supervisión profesional. Se ha visto cómo quedará la obra y es, simplemente, un despropósito para una construcción en la selva y donde los niños recibirán enseñanzas. Pero ese tema no se abordó tampoco adecuadamente.
Ambas autoridades deben emprender una política que evite que todo lo que ejecutan sea vista como mala, como dicen los economistas, perse. Es muy difícil aquello, sobre todo si durante más de 60 meses han recurrido a la mentira, odio y tergiversación de los hechos para sostener sus propuestas y ganar, primero y, gobernar después una provincia y región tan complejas como Maynas y Loreto.
Hoy han sido los árboles y el jardín, mañana pueden ser el reintegro o el puente sobre el río Nanay, como ayer fue el escándalo del centro de salud de Tamshiyacu o el caso Huaturi. Y, en verdad, ambas autoridades ya cansan con sus arbitrariedades y axiomas incoherentes. Ojalá que en los 14 meses que les queda hagan lo que no hicieron ni en campaña electoral ni en el gobierno edil y regional.