ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
*El trabajo que el propio Rumrrill define como los que “representan con sus defectos y virtudes, con sus conquistas y limitaciones, la grandeza y la miseria de la narrativa en la Amazonía Peruana” tiene que ser conocida por las generaciones contemporáneas.
“Es una lástima que esta antología, buena por su selección, no incluya un prólogo en el que se detalle el propósito de la obra y la procedencia de los relatos incluidos”, escribe Alberto Chirif refiriéndose a “La selva en la narración peruana”, de Taxa Cuadros, que tiene la novedad, según el mismo autor de “Ausentes en cada sombra”, de incorporar a escritores de otras regiones del país que se refirieron a la Amazonía “solo tangencialmente” como Ventura García Calderón, Fernando Romero, Ciro Alegría, Alejandro Manco Campos, José Diez Canseco y José Ferrando. Quizás ese sea el principal aporte de Taxa: incorporar a quienes desde fuera han tenido como material literario a la Amazonía.
La antología de Taxa Cuádroz es una copia de “Narradores de la selva” que Róger Rumrrill publicó en 1966, aunque el pie de imprenta señala que fue el 2 de febrero de 1967. Esa copia señalada por Chirif es por lo menos en autores y obras de Humberto del Aguila, Arturo Burga Freitas, Arturo D. Hernández, Jenaro Ernesto Herrera, Francisco Izquierdo Ríos, César Lequerica Delgado, Germán Lequerica Perea, Víctor Morey Peña, Francisco Odicio Román, Juan Ramírez Ríos, Manuel Túnjar Guzmán y Jaime Vásquez Izquierdo.
Esa aseveración que hace Chirif sobre el trabajo de Taxa Cuádroz la ratifica el autor de “El venado sagrado” en posteriores crónicas y ensayos a lo largo de los años. Se podría decir, entonces, que el trabajo de Taxa “es una versión corregida y aumentada” del trabajo de Rumrrill. Ambos tienen que ser tomados en cuenta para cualquier trabajo de recopilación literaria para coincidir o discrepar con el contenido.
Ambos trabajos deberían reeditarse. Para que los lectores tengan en sus manos un material que los acerque a los narradores y sus obras. Para que los docentes universitarios tengan como consulta a la hora de referirse a la creación literaria en la floresta. Esos trabajos de Rumrrill y Taxa de alguna manera han marcado el inicio de lo que debería hacerse con más periodicidad y persistencia. Es decir, una propuesta de selección, llámenlo antología si quieren, de narradores oriundos y foráneos que han tenido a la Amazonía como fuente de inspiración.
Descubrir o redescubrir autores como Víctor Morey Peña, Francisco Odicio Roman, Fernando Romero, Alejandro Manco Campos y otros añadidos a ellos José Rodríguez Siguas, Marco Antonio Panduro, Percy Vílchez Vela es un deleite literario que antologistas como Rumrrill en su tiempo y Chirif en estos tiempos nos provocan. Solo queda agradecer a ambos por tomarse el tiempo para proponer una lectura de aquellos que “representan con sus defectos y virtudes, con sus conquistas y limitaciones, la grandeza y la miseria de la narrativa en la Amazonía Peruana” como se señala en el prólogo de “Narradores de la Selva”.