Jorge Chavarría, entre pelotas, pistolas y yoyos
“AL MENOS LLEVO ALGUITO A MI CASA”
Jorge saca todo su carisma, arma aliada para realizar mayores ventas, ganándose rápidamente la simpatía de los niños que no pueden resistirse a pedir a sus padres la adquisición de un juguete de la gran variedad que Jorge exhibe en su puesto.
Jorge Chavarría, es un comerciante iquiteño de 57 años, que se gana la vida vendiendo juguetes en las distintas plazas de la ciudad. Pese a las trabas que pone la municipalidad a los vendedores ambulantes, este corajudo vendedor se las ingenia para generar un ingreso diario a su modesto hogar. Por el momento se establece con su pequeño puesto en los alrededores de la plaza Abelardo Quiñones.
¿Desde cuándo se dedica al comercio ambulatorio?
Ya llevo vendiendo más de 15 años y con esto sostengo a mi familia, junto a mi señora que también vende sus verduras y sus platanitos en los mercados. Juntos llevamos la platita a la casa.
¿A qué hora instala su puesto?
Yo generalmente estoy acá desde las cuatro de la tarde y me quedo hasta antes de las 11 de la noche, porque pasada esa hora ya es muy peligroso regresar. Muchos asaltos se están dando últimamente.
¿Con la refacción de la plaza Quiñones ¿Sus ventas se incrementaron?
Sí claro, antes muy poca gente venía porque la plaza era muy oscura, la zona era muy insegura, ahora los niños vienen todos los días a jugar y sus papás les compran algunas cositas pues. Los días particulares es baja la venta a comparación de sábado y domingo que la venta se incrementa porque la gente sale a relajarse un ratito.
¿Cuántos hijos tiene usted?
Tengo seis hijos, pero tres ya son mayores de edad y tienen su familia hecha; solo tres los tengo estudiando en el colegio, en ellos deposito la esperanza de que en el futuro sean profesionales, es el sueño de todo padre.
¿Dónde vive usted?
Yo vivo en la calle 16 de Julio, en la zona alta de Belén, felizmente nosotros no nos inundamos, sino como hiciera para abastecerme ya.
¿Le resulta rentable este negocio?
Al menos me da para llevar alguito a mi casa pues, algo es algo peor es nada, felizmente mi señora también vende sus cositas. A veces la lluvia no deja vender y eso afecta mucho; esos son días que uno se encuentra presionado porque los hijos tienen que comer y uno es responsable de eso, tengo que ver como me las arreglo porque el clima es traicionero a veces.
Escribe: Randy Wagner Ríos Gutiérrez
randyriosg@gmail.com