COLUMNA: PIEDRA DE SOL

                                                                   

   Por: Gerald  Rodríguez. N

¿Por qué la educación viene fracasando en el país, en la región y en las comunidades?, ¿Por qué el fracaso de los maestros, de los alumnos, de la sociedad? ¿Realmente estamos educando o solo estamos enseñando a que los estudiantes piensen en calificaciones que no predicen un futuro, que no dice nada; o los maestros andan preocupados que sus alumnos acumulen información que nos les servirán de nada si no saben cómo utilizar; o más bien, serán las escuelas realmente lugares cómodos para aprender o son solo simples cárceles de donde los niños quieren huir, de lo que hoy se llama deserción escolar, sumado a ella la casa, lugar también incómodo para el chico por la violencia física y psicológica de los padres y su indiferencia por su logro integral? ¿Qué hemos estado haciendo mal?, pregunta que trataremos no de responder sino de desmitificar.

La deserción educativa a cavado muy hondo en el sistema educativo. Solo el programa del gobierno central “Juntos” de asistencia a los más pobres es un salvavidas al tema de inasistencia de los niños a la escuela, ya que solo cobran las madres de los niños que van a la escuela, pero acaso se han preguntado por qué el chico huye de la escuela o se alegra cuando sabe que no habrá clase por uno o dos días, ¿qué pasa por la mente de un niño para tal alegría?

Estudiar en un lugar cerrado, desde la primeras edades, es una vida en encierro, nos convertimos en prisioneros de nacimientos, encadenados a mirar solo a un pedazo de pared, sombras que llaman adiestramiento, única referencia del mundo exterior, que muchas veces no se adecua a la realidad, la misma que le causará mucho temor no poder enfrentarla tal como ellos quisieran, sin entender y muchos menos poder transformar su realidad, convirtiendo esto a la educación en una educación prohibida. Pero seguirá siendo la escuela aquel lugar cerrado de la cual todos los niños quieren huir o simplemente no quieren quedarse ahí, sufren, lloran, y están destinados a ser prisioneros, y observar sombras y repetir voces, no aprender nada que les guste. Albert Einstein, dijo: “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”, por lo que las reformas educativas solo apresuraron un arreglo cosmético del sistema educativo estable, nunca un verdadero cambio, siendo el problema la concepción que tienen en sí de lo que es propiamente educar personas. Estos espacios de tedio y aburrimiento llamadas escuelas, caricatura de nuestra realidad, son los lugares a donde los niños van para estar callados, obedecer y memorizar conocimiento que no les durarán ni prevalecerán con el tiempo. El conocimiento está cambiando rápidamente y la escuela no está al ritmo de los cambios del conocimiento, por lo que su destino está al fracaso, al simple repeticionismo, a hacer siempre lo mismo por temor al cambio, en un largo plazo, seguir encerrando a los niños para que aprenda a no cambiar nada que esté establecido, que ese es la regla para el éxito, repetir siempre  lo mismo de lo que otros dicen.