EL PARTIDO DEL PORVENIR

En el implacable balance de desastres,   después de las variadas cumbiambas de fin de este año  los peruanos de ambos sexos,  entre tantas cosas masticadas y digeridas,  se habrán zampado 2 millones de unos animales de aspecto señorial que siempre parecen sorprendidos por algo o alguien. En el 2012 el consumo fiestero de esa especie había aumentado, pero nadie sospechaba que en este 2013 los pavos iban a conquistar los dientes y los paladares de los descendientes en línea torcida de los Incas y las ñustas.  Las cosas han cambiado y el peruano de ambos sexos será de aquí a poco un pavero consumado.

El robusto animal ha entrado en franco auge gracias al sabor de su carne y a los preparados de los diestros cocineros nacionales. Los peruanos de ambos sexos ya le están comiendo aun antes de las cenas de navidad, de fin de año, del año viejo, del otro año   y tantos otros años que en verdad son simples inventos para el agasajo, la tomaduría, el festejo. Lo cual significará que dejara de ser despectivo eso de decirle pavero a alguien. Conociendo lo que los animales significan en este país, no descartamos que aparecerá un buen día el Partido Pavero.

El último personaje que eligió el nombre o apodo de un animal para marketearse en la contienda de las urnas, como si las elecciones fueran una disputa zoológica, fue el llamado y nunca mal ponderado ”gato negro”. Semejante  ciudadano con nombre de felino techero aspira la alcaldía de Mazán y, según sus partidarios, no tiene pierde. Lo mismo creen los seguidores de los otros candidatos. Pues nadie entra a la política a perder.  De todas maneras, gane o pierda, el susodicho no podrá figurar entre los fundadores del nuevo partido regional. Porque ese colectivo que se viene no puede aceptar a los que se cambian de camiseta, los que van de partido de partido sin tropezarse, los tránsfugas de todos los tiempos y lugares.