JORNADA DE BÚHOS

En la cuidad de iletrados al cuadrado, de primeros lugares en cosas peores y de últimos lugares en las materias más importantes, los búhos de entonces y de todavía fatigaron una jornada literaria en varios lugares de Iquitos. La poesía es el mejor invento del mundo, sigue siendo la divisa del Grupo Urcututu, que surgió a la palestra amazónica hace algo así como 3 décadas. Y en los colegios Fátima, Virgen de Loreto, CNI y la UNAP, desde el lunes hasta el miércoles Carlos Reyes Ramírez, Ana Varela Tafur y Percy Vílchez Vela,  se encontraron con estudiantes de ambos sexos para hablar de poesía, recitar sus poemas y responder preguntas.

En la ciudad agobiante, ruidosa y surcada de alcantarillas, término que poco tiene que ver con los indomables chinos,  la poesía y su estremecimiento, su honda verdad y su profundo misterio, retornó  después de mucho, después de tanto a un lugar que, por desgracia ocupa la retaguardia en comprensión de lectura. En el imaginario selvático, el búho es un pájaro de la sabiduría. Y es sabio oponerse a la generalizada costumbre de comprar y vender, de fatigar parrandas, de perderse en nimiedades, de despreciar al libro, y buscar contribuir a salir de ese denigrante último lugar. Ese puesto indigno no es una condena eterna, una decisión de la asamblea de los dioses del bosque fluvial. Es perfectamente reversible.

 En la ciudad de variados cultos torcidos, y donde reina a su antojo y gobierna impunemente el Dios del amor, a la pandereta, la filosofía de bolsillo del peor es nada y la costumbre de mirarse el ombligo a toda hora, es posible ser optimista. Porque, en general, la respuesta de alumnos y alumnas fue impresionante ante la presencia de los poetas mencionados. Entusiasmo, interés, ganas de aprender, estuvieron presentes en los días de la jornada de los búhos. ¿Cómo entonces, como pues, no se puede hasta ahora salir de esa cola que es una renuncia al presente imperfecto, al futuro inmediato?