EL PROFESOR CERVECERO
El señor Steve Huxley es un inglés que se las trae y tiene un tufo impresionante. Desde lejos o desde cerca, su aliento vuela alto, debido a su extraña costumbre alimenticia. Es un acucioso investigador de mucas o trancas o barracheras. Es autor de ebrios tratados sobre la cerveza como gastronomía, como comida. Al periódico virtual español “La Vanguardia” ha declarado, y no en una cantina o entre botellas espumeantes, que cualquier mortal, aun los abstemios, los que beben chicha morada en los cumpleaños, puede vivir a sus anchas bebiendo solamente cerveza. Toda la vida puede pasarse uno entre vaso y vaso, entre parrandas secas y volteadas. Inclusive, puede obtener una pensión alimenticia de un surtido bar.
El señor Steve Huxley es inglés de nacimiento y chupa más que los vikingos o los venezolanos. Es un hombre de ciencia y seco y volteado, y es profesor estricto y sospechamos que se echa sus aguas con sus alumnos y alumnas. Después de las clases, lógicamente. Y dice que la cerveza contiene minerales, proteínas, fibras y elementos antioxidantes, por los cuales es buena para el cuerpo humano. Toda cerveza carece de vitamina C y debido a ello el borrachín tiene que zamparse algunos limones al día. “Yo por ejemplo bebo un litro de té en la mañana y durante el día tres litros de cerveza. Hace años que no bebo agua porque oxida”, declaró en el diario mencionado. El señor Steve Huxley se refiere a la cerveza artesanal y no a la industrial, pero no importa.
En esta ciudad volcánica, licorera, báquica, que está entre los primeros lugares a nivel nacional en el arte de la chupandanga, el singular profesor haría rauda carrera. Donde desde el lunes los carteles invaden las calles anunciando cada cosa, anunciando fiestas y diversiones, anunciando visitas de cantantes, de cantarinas, de estos y los otros, el bebedor inglés hasta pondría una cadena de restaurantes, porque aquí solo falta que se coma en sendos platos la espumeante cerveza.