Desafección
Cada día que pasa es insostenible para el actual gobierno español en manos del partido conservador, cada día huele mal. El actual presidente de gobierno es el símbolo del deterioro de la política. Frente a la pestilencia de la corrupción a actuado con mano blanda y sin dar muchas luces. Más bien equívocos y contrasentidos, no sabe como justificar que el jefe de la banda de corruptos anidara dentro de ellos y manteniendo todos los privilegios. Las conferencias de prensa que dan sus voceros y representantes están llenas de gazapos – me recuerda al final del régimen de Fujimori [la cara de él era sintomático de la podredumbre moral del régimen] y él, en una pantomima, se puso a buscar y rebuscar a Montesinos en cuarteles y oficinas mientras el asesor paseaba en un yate. Pareciera que entre los corruptos y ellos, los dirigentes del partido conservador de España, hubiera una convivencia o coexistencia, un pacto de no hacerse daño porque si me pinchas yo hablo, están de rehenes del capo de la mafia. Se ponen paños calientes antes de actuar con contundencia, es la suma de despropósitos. Una líder política indicó que actuaban como “pollo sin cabeza”, y razón no le falta por las contradicciones a diario. Pero a todo esto, lo infeliz es que el partido de oposición, partido socialista obrero español [sí, con minúsculas], tampoco es de fiar. No tiene credenciales de transparencia, su corta de miras no pudo anticipar la crisis económica en la que estamos sumergidos propios y extraños. La dirigencia y sus dirigentes son opacos, a igual que los del partido conservador. Se ha llegado a la desafección por la clase política, por esos partidos que apenas nos representan [la clase política amazónica deja mucho que desear, son líderes cetrinos y muy planos en ideas]. Los políticos y políticas han relajado los valores de su comportamiento y han escondido en el baúl las virtudes públicas- miremos en Perú que hasta el presidente de la República o el presidente del Congreso infringe reglas de tránsito y no pasa nada. Son pocos ejemplares, de todo corazón deberían subirse en una balsa y marcharse muy lejos.