Caminar en el alambre

Por Miguel DONAYRE PINEDO

Hace unos días las alabardas y cuchillos salieron contra el ciclista norteamericano que ganó siete Tour de Francia. Sus patrocinadores huyeron de él como alma que mira al diablo, lo han abandonado. Luego de una investigación llegaron a la conclusión que se había dopado ¿? Eso era un rumor en cada Tour, una media verdad, que se sospechaba pero que había suficientes pruebas y luego de varios años llegaron a la verdad. Y casi todos, casi por unanimidad, se rasgaron las vestiduras y fueron por Lance Armstrong.

Pero este es un embrollo donde de santos a diablos se pasa en cuestión de segundos, como reza el título de la crónica, caminan en el alambre. Miremos dos ilustrativos casos. El de Guardiola, ex entrenador del Barcelona FC, tomó drogas vetadas en su momento y luego ha sido proclamado casi un dios o héroe en Cataluña, es una frontera difusa, sin cercas. O el mismo caso de Lionel Messi [cuyo nacimiento de su hijo pareciera que esperamos el advenimiento de un genio de las matemáticas] que para crecer y robustecerse tomó sustancias al respecto [bueno, el caso de Maradona merece una reflexión aparte] y el pata sigue marcando récords y nadie se acuerda de su lóbrego pasado. En este juego de los deportes los responsables [dirigentes y demás hierbas] hacen que el deporte no sea limpio, lo ensucian. Ellos sólo exigen en una sola dirección a los deportistas y cuantas más competiciones mejor para sus bolsillos al margen de su salud y muchos de ellos, por eso, acuden al uso de esas sustancias prohibidas.

Observemos lo que pasa con los tenistas con un calendario tan apretado, muchos se lesionan y terminan como Rafael Nadal en el limbo. Los ahogan sin pensar en su bienestar. Ellos promocionan una moral con la mano derecha y otra moral con la izquierda. Así no.

1 COMENTARIO

  1. No hay duda de que hay sospechas fundadas y testimonios de compañeros de Armstrong en relación al dopaje.
    Sin embargo no he leído nunca acerca de alguna prueba objetiva que le inculpe.
    Vivimos en una sociedad civilizada donde la presunción de inocencia es la base del derecho.
    En este caso parece haberse olvidado de la misma.
    Yo también creo que es culpable, pero eso es mi punto de vista.
    Saludos.

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