Retirada o sacada

Retirada o sacada

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

La permanencia de la profesora Efrocina Gonzáles en la dirección de la DREL se parece –con las distancias del caso- mucho a la suerte que correrán muchos pavos para Navidad. Serán eliminados pero desconocen si se utilizará para ello aguardiente o una navaja. Para los efectos concretos es lo mismo. Conociendo ese destino Gonzáles debería presentar su renuncia porque en la práctica ha sido defenestrada del cargo.

Se sabe de buena fuente que una de las más altas autoridades del GOREL le comunicó la semana pasada que su salida era cuestión de días y que las declaraciones públicas de Yuri Alegre en ese sentido más que una ingenuidad era un aviso de servicio público. Pero Efrocina, cuya experiencia política debería llevarle a comprobar que ya perdió la confianza de quien se la dio, se aferra al cargo por motivos que la mayoría desconoce. Decimos desconoce porque la exdirigente del FPL no ha mostrado indicadores que lleven a afirmar que va camino a mejorar la educación en la región.

Porque, seamos sinceros, a pesar que ha estado en el sector en diferentes aspectos, no sabe cómo atacar las deficiencias. Es (o ha sido para mejor decir) una de las que ha fustigado constantemente la incapacidad de las autoridades y cuando le han dado la oportunidad de llevar a cabo sus ideas en un sector importante ha desperdiciado la oportunidad. Y lo ha desperdiciado clamorosamente. Ya que desde su estreno en el puesto ha tenido –por una exigencia suya totalmente comprensible- la libertad para armar un equipo que nunca llegó a funcionar. Sus datos sobre los indicadores educativos que el mismo Yuri Alegre ha mostrado es solo el botón. Porque el empeño puesto en actividades como ese concurso de canto que aquí criticamos ha sido solo la penúltima metida de pata a pesar que quiso darle un brillo que nunca tuvo ni debió tener.

Y su apego al cargo es tan evidente en su propio entorno que el último fin de semana le llevó a cancelar una entrevista pactada en una radio local  porque, según algunas fuentes, no podía salir luego que el gerente de Desarrollo Social anunciara su cambio y a los pocos minutos convocara a una conferencia de prensa sin agenda definida y a los pocos segundos dejara entrever que el presidente le había dado su respaldo y desautorizado a Alegre.

Esa mañana los reporteros estaban más confundidos con las versiones, como es lógico. Unos decían que anunciaba su retiro, otros que mostraría los avances de su gestión y los más crueles que “ya fue”. Hoy se sabe que su suerte está echada. Y ella también debería saberlo. Porque, como en otras actividades de la vida, es mejor una digna retirada que una humillante sacada.