En la otra feria
En la primera biblioteca selvática del que tenemos memoria, la que estaba en la misión de La Laguna, no había ni un libro amazónico, mucho menos brillaba un autor de estos verdes hierbales. La escritura era asunto de otros, de los forasteros. Hoy las cosas han cambiado. Tanto que ahora no solo hay bibliotecas con obras de autores de estos verdes hierbales, sino que una editora del remoto y lejano oriente del Perú cruza a cada rato a lo largo y ancho de este país y, a veces, hasta del extranjero, presentando obras de su cosecha. En su cruzada de difusión de autores locales y otras comarcas, vuelve a participar en un evento cultural de gran importancia La 32 Feria del Libro Ricardo Palma.
En el globalizado mundo de hoy la aldea local tiene mucho que decir. Desde esta periferia de alcantarillas y chinos del caos callejero, Tierra Nueva editó las enconadas columnas escritas de un periodista de la talla de César Hildedrantd. “Una piedra en el zapato”, se nombra al libro y en Lima, que es más horrible de lo que parece porque es la urbe más contaminada de este continente nada limpio, será presentado hoy viernes. De igual manera, serán presentados luego “El animal de lenguaje”, de Carlos Reyes y “Protección de cuencas de Loreto”, de Yván Vásquez Valera y Víctor Mentreuil.
En el pasado colonial un hombre coronado como el príncipe de Asturias ansiaba que del bosque amazónico le llevaran plumas de aves. Es decir, meros adornos, simples ornamentos. Hoy su alteza serenísima se dejaría de boberías, de superficialidades y pediría que desde los verdes campos le envíen sendos libros selváticos. Después de leer algunos ejemplares, de verificar la calidad de la edición, no comprendería las razones por las cuales esos peruanos del oriente y sus bailes de jueves a domingo, sus variados juegos de azar, sus hogares extendidos con la otra mujer y los otros hijos, sus paternidades adolescentes, ocupan el último lugar en la comprensión de un texto.