El escritor chileno Alberto Fuguet reflexiona junto a periodistas de Arequipa sobre cómo, pese al paso de las décadas, la prensa latinoamericana no ha cambiado. “Los crímenes te cuentan mucho cómo es la sociedad”, dice. “Antes los feminicidios se cubrían menos, porque se pensaba que la mató por amor. Ahora, en cambio, los crímenes son de odio”.
Volvió a hablar sobre Tinta Roja, su emblemática novela sobre el periodismo sensacionalista que inspiró la película dirigida por Francisco Lombardi. En todos estos años observa que la realidad peruana y latinoamericana ha superado a la ficción. “En Chile antes no había narcos, todos los muertos eran baleados o acuchillados. Ahora los cuerpos aparecen partidos en pedacitos, en canales. La forma de matar también cambia porque ahora son sicarios. Tinta Roja podría escribirse de nuevo, pero si la hiciera hoy se llamaría Tinta Rosa, por la farándula”.
Para él, el espectáculo reemplazó al crimen en la prensa.
Recuerda una anécdota que lo marcó en Lima, cuando lo enviaron a cubrir para New York Times la caída de Fujimori. “Pasé una tarde con los del diario El Chino. Ellos gritaban: ‘¡Nos falta la calata! o ¡A quién mataron!’.
“No me interesan las novelas ultra-militantes”
Fuguet, conocido por títulos como Las películas de mi vida o Mala onda, defiende una literatura que no adoctrine. “Yo ya no soy periodista, ejercí el periodismo, pero mi verdadera militancia está en los libros”, confiesa. Sostiene que una obra debe permitir identificarse con distintos personajes sin importar género ni condición.
“Las novelas ultra-militantes, ya sea feminista, indígenas o de adversidad, me resultan poco atractivas. Yo prefiero algo más mezclado».
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“Todos debemos ser oposición al menos una vez en la vida”
Más allá de la política partidaria, Fuguet propone una mirada existencial sobre la oposición. Considera que todos, al menos una vez en la vida, debemos ser oposición. «Creo que la gente está muy acostumbrada a querer que el gobierno de turno sea del lado de ellos, ¿me explico? Muchas veces la mejor creatividad surge cuando la gente está contrariada».
Recuerda que en tiempos difíciles es cuando surgen las obras más potentes. Para él, la oposición no se limita a la protesta ni al voto: «Un artista tiene que aprender a combatir”.
“No basta con decir ‘estoy en contra del gobierno’. ¿Qué lees? ¿Qué estás bailando? ¿A quién estás besando? También besar es oposición. Crear afectos, mundos nuevos, eso también es resistir”.
“¿En qué momento se va a salvar el Perú?”
Fuguet cierra su reflexión que conecta humor y lucidez: “La pregunta ya no es ‘en qué momento se jodió el Perú’, eso ya lo sabemos. La pregunta es: ¿en qué momento se va a salvar? ¿Y quién lo va a salvar? Tal vez lo salve el K-pop, no sé”.
Con esa ironía, el autor subraya que América Latina siempre está reinventándose, a medio camino entre la tragedia y la comedia. “Ser latinoamericano es ser mezcla: razas, culturas, idiomas. Y respetar todo: lo alto, lo bajo, lo chicha, lo pop. Esa es nuestra verdadera identidad”.
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