ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
La vida misma está llena de medias verdades. Por eso la reunión sobre la rendición de cuentas del fondo social, a través de la Junta de Administración, y la participación del Consejo Consultivo, realizada en Bretaña, tuvo esos ribetes y desnudó una gran mentira: no todos somos iguales.
Es cierto que se pagó 9 soles por una botellita de agua en Iquitos. Así cuesta en el “Victoria Regia”, pues y a nadie se le obliga comprarla a ese precio. Aunque en su primera intervención el alcalde Giordano Mendoza dejó entrever que esa compra fue decidida por PeruPetro, ese gasto se hizo con conocimiento de todos los representantes de la Junta, porque el reglamento así lo establece. Perupetro ejecuta el gasto, pero AIDECOBAP, JAP y Municipio de Puinahua autorizan y aprueban. Todos sabemos que el precio de esa botellita varía según el lugar donde uno lo consuma. Hacerlo en un hotel como el “Victoria Regia” tiene su costo. De la misma forma como tiene -para tomar un ejemplo local- precio diferente un café en el restaurante “Milagritos” y en restaurante “Sal si puedes”.
Es cierto que Perupetro – lo admitió Arturo Arrieta, representante de esa institución- es responsable del atraso en la ejecución de proyectos porque no es posible que se hayan demorado tanto en la contratación de un Secretario Técnico y no hayan impulsado reuniones en Puinahua, así evitaban gastos excesivos como el de la botellita de agua que tanto alboroto inicial causó. Esa responsabilidad, aún admitida, es también de las demás instituciones y ahí están sus representantes: Giordano Mendoza, James Pérez y Julio Sampaya.
Es cierto que la rotación de representantes de las instituciones es lo más adecuado. Varias voces pedían eso. Sin embargo, la designación de representantes tiene que darse de manera interna en cada institución y debe ser producto de acuerdos democráticos. Si los pobladores designan o eligen de manera equivocada a sus representantes, hay que comprender el error, porque hasta en la elección de alcaldes, gobernadores, congresistas y presidentes de la República nos equivocamos. Es popular y genera aplausos señalar el mal comportamiento de los demás representantes y “exigir” su cambio, pero es muy difícil admitir las propias equivocaciones, evidenciadas en esa reunión en Bretaña.
Es cierto que se gastó más de 500 mil soles en pago a una empresa que transportó el dinero para la entrega de los cuatro bonos. Hay que buscar una fórmula que evite ese gasto. Mientras se encuentra una, no hay otra salida. En su momento esa fue la posibilidad escogida por AIDECOBAP, JAP. PeruPetro y Municipio. Si se cuestiona ese gasto, no se puede señalar con un dedo a un representante sino a todos. Ese gasto era inevitable porque de lo contrario nadie hubiera gozado del fondo en su momento.
Es cierto que la víspera de la reunión en el pueblo se escuchaba una serie de versiones. Unas más fantasiosas que otras. Unas que incluso tenían que ver con posibles actos violentos y que, se comprobaron, estaban originadas por esa práctica tan nuestra de dar rienda suelta a invenciones en contra de quienes consideramos contrarios a nuestras propuestas. Al finalizar la reunión se comprobó que más fueron las habladurías y menos la veracidad de las versiones. La reunión, como estaba prevista, solo fue informativa y no se tomó ninguna decisión. Será la Junta y Consejo quienes informen en los siguientes días qué pasos se deben seguir. Tan informativa fue que ni siquiera se fijó fecha y lugar de la próxima cita.
Es cierto que desde la llegada de la explotación petrolera en la zona, han existido acontecimientos que han marcado un antes y un después. Se pudieron evitar algunos hechos violentos, es verdad, pero ya sucedieron y debemos tratar de superar los mismos. Son más las condiciones de unidad que las posiciones que dividen. No se puede evitar las diferencias, está bien que ellas existan. Pero es momento de no detenernos en las discusiones y tomar acciones para el bien común. Antes se pedía fondos para obras públicas, hoy se exige que se gaste racionalmente los fondos que se tiene. Es una tremenda diferencia.
Hoy se nota mayor inversión en Puinahua. Hay más plata, evidente. Es motivo de alegría, porque la gente ya no sólo vive de la pesca y el sembrío sino del comercio, del emprendimiento empresarial. Si Puinahua ha sido bendecida con el petróleo, que no se convierta en maldita a la empresa operadora. Si los puinahuinos hoy reclaman derechos y exigen servicios básicos, no es porque han enloquecido o les invade un espíritu obstruccionista, sino porque quieren vivir mejor. Aprendamos de experiencias ajenas y extranjeras para que la abundancia de fondos no genere enfrentamientos y se mejore la vida de los ciudadanos.
Estas serían las tareas pendientes de la Junta y Consejo:
1.- Que todas las reuniones se realicen en Puinahua. Es más participativa, más práctica, más barata y más conveniente. Es más fácil trasladar a los dos representantes de Perupetro a Puinahua que hacerlo a las más de 50 personas de la Junta y Consejo a Iquitos. No sólo porque el agua es más barata, sino que es lo racional y coherente.
2.- Que se elabore con urgencia un estudio donde se demuestre en qué se debe priorizar el uso del fondo. Este estudio debe estar basado en las peticiones de los pobladores que, por unanimidad, exigen agua, luz, conectividad y, al final, bono. El bono tiene que darse, pero con racionalidad y sin desfinanciar la ejecución de obras y sin descuidar el cierre de brechas en salud y educación.
3.- Que se elabore un cronograma para que todas las comunidades -todas, en menos de un año- tengan acceso a agua apta para el consumo humano. Todos los expertos y lugareños coinciden en que una planta de tratamiento y redes de distribución de agua potable no requiere más de seis meses. Es absurdo no priorizar los servicios básicos. Hay ejemplos de ello en el propio Puinahua.
4.- Que se emprenda una campaña comunal donde se explique para qué debe servir el fondo. Incidir que los recursos, siendo generados y gestionados por todos, es para el bien común, para el colectivo. Decir que “el dinero del fondo es del pueblo” es más una frase demagógica que real. Si así fuera, entonces los fondos del canon petrolero, del fideicomiso indígena y demás, tendrían que repartirse permanentemente. Está en la capacidad de los dirigentes propiciar un uso racional de los recursos.
5.- Que se especifique quiénes tienen derecho a recibir el bono. Se ha explicado que, previo a cualquier bono, se realiza un proyecto justificatorio. Si la justificación es la emergencia por la inundación es absurdo que, por ejemplo, exijan el bono quienes mañosamente han formado una inédita “Asociación de puinahinos no residentes en el distrito” como si el hecho de haber nacido en Puinahua les daría derechos que el Derecho niega. Perfilar aquello que se dijo en la reunión como barrera ante posibles bonos: que la partida de nacimiento y dni sean los documentos irremplazables para acceder al bono.
NO SOMOS IGUALES, PARA BIEN O PARA MAL…
Es una gran mentira que todos somos iguales. Su logro es un objetivo desde la aparición de la humanidad y lo seguirá siendo, en tanto no se logre ese imposible. No somos iguales. No podemos serlo. Hay que empezar, duela a quien le duela, admitiendo esa condición. Ejemplos: la colocación de carpas para que se protejan del sol los integrantes de la Junta y el Consejo Consultivo mientras los pobladores sufrían el fuerte sol el día de la reunión es una comprobación que no somos tratados de la misma manera.
Para ponernos más exquisitos: Los representantes se mostraron en la reunión, está bien que así sea, con unos polos elegantes que los distinguían de los demás, cuando lo igualitario sería que entregaran similar indumentaria a todos. ¿No se dice acaso que el fondo es de todos? ¿Por qué, entonces, se viste a unos y no a otros? ¿O los de PeruPetro les obligaron a ponerse esos polos que se compró con el dinero de todos los puinahuinos?
Se confunde cuando se cree que Petrotal es el enemigo a quien señalar como responsable de los males en el distrito. Petrotal es, debería, ser el aliado. No habrá desarrollo posible si se vive en desconfianza ya sea con los representantes de instituciones en la Junta como con la empresa privada. Es muy difícil lograrlo, sobretodo en período electoral, pero ese es el reto. Esa desconfianza y versiones falsas son sembradas por los propios dirigentes de comunidades y, paradójicamente, han sido ellos mismos quienes han sufrido por esas especulaciones. Tanto así que varios expresaron su molestia por ello cuando les tocó intervenir. La mentira no hace nada bien a nadie, es más obstaculiza cualquier gestión.
Todas estas líneas están escritas, como creo es el sentir de los que directa o indirectamente conocen un poco Puinahua, por alguien que observa que, a diferencia de otros momentos y territorios, la lucha no está focalizada en conseguir recursos, sino en ponerse de acuerdo en qué se gasta los fondos que genera la presencia de una empresa petrolera y la explotación de recursos. Si este territorio ha sido bendecido por la naturaleza no caigamos en la maldición de enfrentarnos por situaciones superables.








