En Ayacucho, las barreras socioculturales y el machismo siguen limitando el acceso a los métodos anticonceptivos modernos, pese a que el Ministerio de Salud (Minsa) los distribuye de forma gratuita. Así lo advirtió la especialista Evelyn Carla Medina Nolasco, durante el Congreso Nacional de Estudiantes de Obstetricia, realizado en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (Unsch).
Los métodos anticonceptivos modernos —como preservativos, píldoras, inyectables, implantes subdérmicos, dispositivos intrauterinos (DIU), ligaduras de trompas y vasectomías— están diseñados principalmente para mujeres: cerca del 90 % de las opciones disponibles se dirigen a ellas. Sin embargo, en muchas comunidades rurales, la decisión de utilizarlos no depende solo de la mujer, sino del hombre, lo que refleja una contradicción entre la oferta sanitaria y la realidad social.
En zonas donde el machismo sigue muy arraigado, se considera que “la mujer que se cuida desconfía de su pareja” o que “los anticonceptivos son dañinos”, creencias que refuerzan el control masculino sobre la salud reproductiva. En esos contextos, muchas mujeres ocultan el uso de métodos anticonceptivos o los abandonan por presión familiar. Esta dinámica hace que el problema no sea solo de acceso físico a los métodos, sino de autonomía y poder de decisión dentro del hogar.
Asimismo, advirtió que más de la mitad de los embarazos en el país son no deseados, principalmente por la falta de información y la persistencia de mitos sobre los anticonceptivos, como el temor a la infertilidad o a efectos secundarios.
“Las creencias erróneas, el machismo y la desconfianza hacia los servicios de salud son barreras que todavía impiden a muchas mujeres decidir sobre su vida reproductiva”, añadió.
Para revertir esta situación, la especialista enfatizó la necesidad de que el personal de obstetricia trabaje con un enfoque intercultural que respete las costumbres locales, pero que también informe con evidencia científica.
“El reto es educar y acompañar, no imponer. Solo con información clara y respeto se podrá reducir la brecha de desigualdad en la planificación familiar”, concluyó.
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