* La emprendedora combina su carrera en Derecho con su negocio “Raspa”, donde elabora jarabes artesanales y apuesta por sabores regionales.
En la quinta cuadra de la calle Putumayo, Patry López Isuiza se abre paso en el competitivo rubro de las raspadillas. Su emprendimiento nació hace tres años, durante su embarazo, como una forma de sostener a su familia y hoy se ha consolidado bajo el nombre “Raspa”. Desde su puesto, prepara los jarabes de manera artesanal y ofrece combinaciones que van desde la tradicional fresa hasta el camu camu o el ungurahui, con precios accesibles entre tres y cinco soles.
Aunque es abogada colegiada, López afirma que nunca dejó de lado su negocio, que considera una fuente constante de aprendizaje y esfuerzo. Atiende eventos y promociones, y gestiona sola la producción ante la rotación de personal. “No se trata solo de vender, sino de mantener la constancia. Hay días bajos, pero el cliente regresa porque sabe que aquí lo atendemos con alegría”. Su local funciona de lunes a sábado y se es un punto de encuentro refrescante en el centro de la ciudad.
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