* Desde hace 20 años, Julio Pinedo prepara y vende sus platos entre asaltos, oleajes y sin presencia policial.

Julio Pinedo, vendedor de comida en la parte baja del Puerto Lao desde hace dos décadas, relató haber sido víctima de asalto mientras trabajaba en una embarcación. Según contó, los delincuentes se llevaron todo: motores, dinero y pertenencias. “Gracias a una señora me salvé”, recordó. A pesar de ello, sigue vendiendo desde las cinco de la mañana hasta la tarde, ofreciendo alimentos y bebidas a trabajadores y pasajeros.

El comerciante señaló que la presencia de las autoridades es mínima. “Capitanía viene un rato y se va. Si no pasa nada, no bajan”, afirmó. Aseguró que ni él ni los pasajeros se sienten seguros. En sus palabras, el oleaje y el viento aumentan el riesgo, mientras que el abandono de las autoridades es una constante en el día a día.

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