Una familia completa ha desaparecido en extrañas y alarmantes circunstancias tras ser acusada de estar implicada en el crimen que conmocionó al Vraem: el asesinato del ingeniero Jesús Quintanilla Mendoza (40) y la profesora Aydé Sosa Figueroa, cuyos cuerpos fueron hallados enterrados el pasado 11 de mayo dentro de una poza de maceración de droga en el centro poblado de San Jerónimo, provincia de Satipo, Junín. 

Los desaparecidos son Juan Matías Chilingano Quispe (65) y sus hijos Edwin Chilingano Pérez (27) y Álex Chilingano Pérez (19), naturales de Huaracancha (Chincheros, Apurímac) residentes en el centro poblado de San Jerónimo Baja, distrito de Tambo del Ene (VRAEM), donde vivían desde hace más de una década y cultivaban en su chacra familiar. 

Según fuentes cercanas, los tres fueron capturados por el Comité de Autodefensa de San Jerónimo Baja, quienes los retuvieron por supuestamente estar detrás del doble crimen. Se denunció que fueron torturados y encerrados en un calabozo improvisado, para luego ser entregados a los familiares de las víctimas. Desde entonces, no se ha sabido nada de ellos. Un familiar cercano reveló que Juan Matías y Edwin habrían sido asesinados, mientras que Álex logró escapar y dejó un audio días después, denunciando que fueron secuestrados por autoridades locales y que solo él sobrevivió. Actualmente se desconoce su paradero, aunque algunos creen que sigue con vida, escondido por temor a represalias.

¿Crimen injusto?

La familia Chilingano trabajaba desde hace años con la profesora Aydé Sosa, quien había contratado al ingeniero Quintanilla para realizar un levantamiento topográfico en su terreno. Ambos lograron ser vistos por última vez el 4 de mayo cuando partieron desde Huamanga (Ayacucho) hacia San Jerónimo. Una semana después, sus cuerpos fueron encontrados con signos evidentes de tortura, golpes y fracturas. El informe del Instituto de Medicina Legal de Pichari reveló que el ingeniero murió por un traumatismo encéfalo craneano severo, mientras que la profesora sufrió además asfixia mecánica por sofocación. La brutalidad del crimen sugiere la participación de más de una persona. Pese a las graves acusaciones, los parientes de los desaparecidos niegan su implicancia y aseguran que son víctimas de una represalia sin pruebas.

“Los mataron por sospechas y sin evidencias. Ellos sabían quién fue, por eso los silenciaron”, sostuvo un familiar, que pidió no ser identificado por miedo a represalias.

El caso ha generado consternación en la región y puesto en la mira la actuación de los comités de autodefensa, así como la presencia del narcotráfico en la zona. Mientras tanto, la familia Chilingano continúa desaparecida y sus seres queridos claman por justicia y por el esclarecimiento de los hechos.

Audio

En un audio que envió a través del aplicativo WhatsApp Alex Chilingano desesperado y muy entristecido suplicó de ayuda a las autoridades, pues los tenían secuestrado injustamente a él, a su hermano y padre.

“Señores autoridades por favor quiero me ayuden, quiero justicia, nos tienen secuestrados a mí, a mi hermano y mi papá, nos amenazaron de muerte y se encontrarían en el centro poblado de San Jerónimo Baja, los tenían en el monte y ahorita no sé cómo estará mi papá; mi hermano y yo nos hemos escapado de la tortura. Por favor ayúdanos”, imploró en su mensaje.

La familia Chilingano solo aguarda encontrar con vida a los jóvenes y al sexagenario, aunque estas posibilidades son casi mínimas, puesto que no hay rastro de ellos.

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