Bretaña, Puinahua: algunas impresiones impresionantes
ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
Hace más de un quinquenio que navego hacia Bretaña con frecuencia de regatón. Llegar para conversar con su gente siempre es una terapia existencial que aumenta las preguntas y, a veces, evita las respuestas. Sin embargo, contrariando las recomendaciones de los cercanos que lamentan mi lejanía, hemos venido nuevamente con el poeta Percy Vílchez y Douglas Flores Caballero para recorrer, perdón, navegar por sus calles. Es tiempo de creciente, no sólo del río.
En Bretaña no sólo crece el río. También crece la delincuencia. La Policía Nacional del Perú, con un comisario recién estrenado en el puesto, acaba de capturar a tres personas (entre ellas un menor de edad), con harta mercadería de droga para clientes, especialmente jóvenes, gracias a los registros de mensajes encontrados. También han desbaratado los frecuentes intentos de extorsionar a los comerciantes locales, que es una práctica llegada junto con los foráneos que recorren sus calles. Algunos pobladores muestran su sorpresa por la llegada de un venezolano que “hasta se ha casado”. Esos aires xenófobos se contraponen cuando se comprueba que el médico de la posta llegó desde Mérida, Venezuela, y es un cirujano de lo más eficiente. La gente, por falta de una historia local que se enseñe en los colegios, desconoce que hace más de una década llegaron a esta zona japoneses, ingleses, españoles, portugueses… Los Borges, los Barcia y otros apellidos, incluso dejaron descendientes.
En Bretaña crece la solidaridad. Característica ancestral de este pueblo desde la época de su fundación. En los últimos días se notó cuando se llamó a la población para “salvar” la energía eléctrica. Ahí están las imágenes de gente de todos los sectores protegiendo la máquina que la genera. Suspendido por la creciente del río, el servicio se restableció antes de 24 horas, gracias a la participación ciudadana, en una especia de minga espontánea que terminó en una olla común que ya no era tan común por estos predios. Hoy el río sigue creciendo, pero el suministro de energía está asegurado.
En Bretaña crece la esperanza. Los pobladores, los de abajo y los de arriba, esa división geográfica tan hermosa en los pueblos ribereños, estaban pendientes de lo que se iba a firmar el 8 de abril en Iquitos sobre la indemnización. Un día antes cundía la incertidumbre. Ese mismo día también, pocos creían que se iba a llegar a un acuerdo. Llegada la tarde se supo de la firma de dos actas, una para la parte baja y otra para la parte alta, con acuerdos específicos. Final feliz, felizmente. La compensación por el accidente fluvial, que perjudicó a varios pobladores, llegará antes que termine abril.
En Bretaña crece la obra pública. En menos de dos mil metros lineales quien llega a la capital de Puinahua se topa con la construcción de un parque, del colegio primario, del colegio inicial. Señales del tiempo que se vive. Aumento de inversión pública que tiene que mejorar la educación y la vida de la comunidad. En medio del agua, y con obreros caminando por las calles, la obra pública avanza y ojalá se cumplan los plazos y la entrega de las mismas no se postergue interminablemente. Sólo en tres obras, más de 20 millones de inversión, sin contar con los que se ejecutan en comunidades como San Carlos, donde está por terminarse una vereda peatonal por cerca de 5 millones de soles. En esa línea ojalá se concrete la instalación del servicio de agua potable en todas las comunidades, proyecto que ya está en la cartera del Fondo Social listo para que la Junta de Administración lo ejecute.
En Bretaña crece la lucha contra la anemia. Jeyyser Shapiama, de la ULE Puinahua, acaba de concluir su periplo por Huacrachiro, Bretaña, Jorge Chávez y otras comunidades. Anda por la plaza mostrando su felicidad porque ha participado en las atenciones del PIAS Ucayali-2, en donde se ha convertido en padrino, junto con la tripulación, de recién nacidos. “Ha sido una experiencia maravillosa”, me dice y ya se prepara para la campaña de lucha contra la anemia que muestra en el distrito un avance que las cifras revelan: se está reduciendo la anemia en niños y madres gestantes. Que esa baja continúe.
“Puinahua siempre ha tenido riqueza” es la frase que resume las conversaciones con pobladores septuagenarios y jóvenes interesados por mantener viva la historia de este pueblo. Así, junto al poeta Percy Vílchez, nos hemos enterado que Bretaña debe su nombre a quienes al fundarlo no encontraron mejor denominación que seguir la secuencia, porque al lado había un pueblo llamado Londres. Lo llamaron Bretaña. Así nos hemos enterado que Raúl Castro, hermano de Fidel y convertido luego en presidente de Cuba, llegaba los fines de semana por estos lares y, entre pesca y pesca, jugaba fulbito con los oriundos y la mayoría de las veces perdía. Así nos hemos enterado que el último sacerdote que radicaba en el pueblo, José Santiago Vargas La Rosa, se fue un buen día luego que tres pobladores asesinaron a un ciudadano de la manera más cruel y despiadada. Por su vocación evangelizadora, el padrecito se puso del lado de los asesinos y tuvo que salir del pueblo en el que había nacido. Desde esa fecha la parroquia de Bretaña no tiene cura. Así nos hemos enterado que primero fue la pesca, la ancestral pesca que permitía sacar toneladas de paiche hacia Iquitos, luego la madera, que permitía la llegada de comerciantes de otras regiones, y hoy el petróleo, que ha convertido al distrito en el mayor receptor de canon petrolero.
Bretaña siempre tiene algo nuevo que mostrar. Puinahua tiene las mejores condiciones para desarrollarse. Ojalá así sea. En medio de la creciente del río aún no nos dimos cuenta que el acta firmada por la indemnización a los de la parte “alta” y “baja” contiene la frase que debería ser la hoja de ruta: “Paz social”. El camino no es fácil. La paz no es espontánea: se construye, se mantiene, se valora. A veces peligra. Pero por ello debe ser un objetivo principal lograrlo. Que la riqueza sea bien distribuida, que las obras públicas sean bien ejecutadas, que las dificultades que nos manda la naturaleza sean superadas de manera colectiva, que la historia sea contada. Al final de un día ajetreado y tenso hemos convenido con Percy Vílchez Vela en escribir, durante la noche y antes que amanezca, nuestras impresiones sobre lo que sucede en Bretaña. Y, realmente, es impresionante.